El niño sordo, un lenguaje de discriminación

El niño sordo, un lenguaje de discriminación

Inauguran en Apizaco escuela bilingüe para discapacitados auditivos.

 

Evangelina lleva educando a su hija 17años, cursa la secundaria en una escuela pública de Xaltocan, la vida no ha sido fácil desde que supo que la pequeña de ojos miel no escucharía nunca la música.

 

Malcom y Arturo corren en el patio de una modesta casona del centro de la ciudad de Apizaco, balbucean sus gritos pero su familia se comunica a señas.

 

Cristian sale los fines de semana con sus amigos a tomar café, a veces regresa incómodo, molesto y hasta triste, ha dejado ordenes de postres en la mesa por un mal trato o la expresión de incomodidad de su mesero.

 

Sofi aprendió lo que es la regla -la menstruación- y sus síntomas con la paciencia de sus hermanas, ambas sanas, ella sorda.

 

Este martes no fue un día cualquiera para ninguno, plasmaron sus manitas en los árboles de la vida pintados en las parades blancas de dos cuartos que parecen salones pero son mucho más.

 

Se trata de la primera escuela bilingüe para sordos de Tlaxcala, ubicada en Xicohténcatl 705 en la ciudad de Apizaco; un espacio diurno donde lo único común son las ganas de aprender a comunicarse con los seres que se ama, mamá, papá, hermanos, amigos, para evitar el insulto y el lenguaje constante de discriminación que enfrentan quienes no pueden escucharnos pero si comprender.

 

Cada uno de los más de 60 niños que ahí recibirán instrucción en el lenguaje de señas y algunos conocimientos básicos en etapas multigrado han sido víctimas de profesores poco preparados para enseñar a niños sordomudos, papás poco educados para la ardua tarea e incluso; una sociedad ajena a circunstancias de inclusión para personas con discapacidad.

 

Se puede nacer sordo o perder el oido por alguna complicación de salud en las primeras etapas de vida, eso es cuestión de circunstancia, pero si a esa le sumas la condición social, economica y cultural, la ecuación se torna aún más complicada, como explica la mámá de una de las alumnas.

 

“Supe que mi hija no escuchaba cuando tenía dos años, ahí fue cuando el médico me dijo que ni le moviera que ella no hablaría ni aprendería nada, no se desarrollaron sus canales auditivos y entonces su cerebro no conecta ni con el habla ni con el oido”

 

Otros testimonios dan cuenta de las complicaciones para que sus hijos sean recibidos en centros escolares como el caso de Iván, a quien sus padres le consiguieron escuela luego buscar en 10 instituciones de la ciudad rielera.

 

“Cuando ingresó al Kínder pudimos lograr que se adaptara él, a la maestra y la institución pero conseguir primaria fue difícil; a donde sea que los reciban no les tienen paciencia, no hay maestros que apliquen las señas para enseñar entonces es como decir que  “m” y “a” dicen “ma” a alguien que no sabe como suena la sílaba, nunca aprenden”.

 

El caso de Iván es solo uno de los muchos donde directivos de centros escolares rechazan o discriminan el ingreso de un sordomudo a las filas de su institución porque afirman, “retrasa a la clase”.

 

La escuela bilingüe para sordomudos de Apizaco, ya existía antes de su inauguración, lejos de los dicursos de la reforma educativa estos niños estudiaban en una humilde propiedad particular, sin luz, comodidades o acceso a internet o butacas aptas para su aprendizaje.

 

Esta tarde entre júbilo y gratitud con el apoyo de la Coordinación de Juventud de la Cruz Roja del Estado, la Cámara de la Industria de la Construcción y la ayuda de la iniciativa privada en la figura de Owens Corning, esos seres humanos “adaptables” podrán aprender junto con sus familias a comunicarse entre si.

 

“El profesor la aceptó pero la arrinconaba en un área del salón, los propios papás de sus compañeros la aislaban del resto; no me imagino que algún día al gobierno le preocupe ponerles una escuela a nuestros hijos, una donde sean atendidos como el resto, valorados como seres humanos y reconocidos entre la sociedad” concluye una madre de familia feliz de ver a su hija correr en ese, su espacio.

 

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