Se han realizado una serie de experimentos con la finalidad de descubrir cuando se dicen mentiras, en donde se muestran señales de nerviosismo, logrando que las personas digan mentiras deliberadamente en ciertos momentos y la verdad en otro, a lo que se descubrió que al decir mentiras, las dos expresiones más fáciles de controlar son; la voz y el rostro y de las expresiones más difíciles de dominar es el cuerpo, mentir hace que la persona se agite y se inquiete nerviosamente en su asiento. Entre estos movimientos nerviosos se incluyen también el tocarse diversos partes del cuerpo, como la nariz o la boca, mientras se habla.

Entre las formas más comunes de manifestar la tensión, ansiedad o tensión, los individuos que suelen llegar a controlar los nervios en ocasiones; se rascan las muñecas, se frotan los hombros, o se pasan los dedos por el cabello. Algunos mueven las piernas; juegan el lápiz o lo que tengan en la mano, pueden ser anillos, pulseras  collares, los antojos o los papeles, se frotan los ojos o barba, cruzan y descruzan las manos o  piernas constantemente,

 La mayoría de las veces que ocurren estas expresiones no verbales, suele ser por que se miente de forma constante en sus argumentos o comentarios, se puede estar inventando sobre la marcha de la conversación o es posible en muchos de los casos que la persona que los escucha les ocasione dicha ansiedad o nerviosismo por la importancia de su presencia que cohíbe o impone, considerando también o la razón del encuentro y por ende la conversación se torna deshonesta.

EL nerviosismo, estrés o prisa se expresa a través de estas actitudes,  para evitar que la gente perciba estos factores en una conversación, se sugiere  identificar y suprimir esos movimientos que, con razón o sin ella, pueden dar a los demás la impresión de que no se está siendo franco.

Una manera de impedir que las manos hagan cosas que no conviene a la imagen no verbal, es cerrar el puño y enterrarse las uñas en las palmas, el dolor si se causa, lo detiene, incluso mostrar interés y percibir las señales del otro, como forma de distracción y omisión a las propias expresiones.

Una de las más obvias manifestaciones del lenguaje no verbal es la tendencia de una persona de inclinarse hacia la otra, si le agrada, o de alejarse si le desagrada, así como el de encogerse en su asiento y cruzar las manos, es señal de que no le gusta esa compañía ni la razón por la que esta ahí. Por lo que es completamente recomendable creer en el lenguaje no verbal ya que las palabras se pueden manipular y disfrazar de disposición y aceptación a diferencia de la expresión no verbal.