¿Qué sigue después de las marchas del 08 de marzo?
En mi breve análisis con lo que respecta a las marchas en contra de la violencia de género, así como el paro del 09 de marzo, sería importante reflexionar sobre el resultado y las consecuencias.
Es claro que como sociedad es urgente un cambio de actitud en la formación y educación actual, es impresionante ver como un sin número de personas se unen para solidarizarse en un mismo tema o dos; el comprender el fenómeno de la violencia de género y la violencia contra la mujer.
Este poder de la sociedad para articular y considerar el apoyo incondicional hacía sus iguales, es de reconocerse y entender que nosotros debemos exigir ser gobernados por personas con sensibilidad y conciencia hacia el dolor ajeno, porque somos los ciudadanos quienes debemos recibir las condiciones apropiadas para tener un buen país para lograr una calidad de vida, ya que pagamos más impuestos que en ningún otro país y solo vemos a quienes gobiernan gastando y guardándose el dinero para su futuro inmediato, pero nos quedamos con el enojo y la frustración silenciosa cuando pagamos casetas, tenencia, predial, luz, agua, impuestos en salario, en productos, en absolutamente todo lo básico para vivir, hagamos conciencia y velemos por nuestra seguridad como prioridad.
En el caso de la violencia que vivimos día a día, independiente a los diversos conceptos, el más común manifiesta que; la violencia de género no tiene como únicos objetivos a las mujeres o las niñas, sino también a los hombres y niños, quienes suelen ser discapacitados y homosexuales, que por su condición se alejan del prototipo tradicional masculino y se aproximan a lo que se considera femenino en nuestra sociedad.
Es decir; la violencia de género tiene como objetivo atacar a todo aquello que se considere femenino. Así que este tipo de violencia, no solo daña a las mujeres sino también a hombres que están cansados de pagar los precios de apegarse al estereotipo del machismo.
Si bien hay hombres que sienten que la autonomía de su pareja como una lucha de poder, o como un reto a su masculinidad y reaccionan hacia ella con violencia, también hay hombres que tienen interés genuino en dejar de comportarse como machos que resuelven todo para tener el control, ellos buscan una masculinidad más acorde con estos tiempos, el equilibrio, la igualdad, en la economía, los cuidados de la casa, la educación de sus hijos, las responsabilidades en general con su pareja. Son hombres que se están reprogramando para dejar de silenciar sus sentimientos porque reconocen los malestares emocionales y las enfermedades que esto acarrea.
La mayoría de los hombres no expresan lo que sienten: para muchos hablar de sus miedos, de sus experiencias de dolor, llorar frente a los hijos o la pareja, o que pidan ayuda cuando sienten que son sobrepasados por alguna situación es algo inaceptable. Ello tiene consecuencias: sufren depresiones, hay infartos al corazón por “aguantar” situaciones que no les agradan, racionalizan las relaciones con los demás, etc.
Empecemos por casa a vivir sin violencia, educar con amor y compresión, acabando con los estereotipos y las desigualdades, siendo congruentes desde la familia se podrá ver un cambio, generando una nueva cultura sin machos ni princesas indefensas y dependientes.
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