Liderazgos políticos en tiempos de crisis
¿Qué está pasando con el liderazgo político en estos momentos de crisis? ¿Dónde están las decisiones inteligentes con respecto a los temas económicos y sociales, acaso no saben qué hacer? Es precisamente en medio de la crisis cuando la ciudadanía observa con expectativa inusitada hacia los liderazgos políticos, ahora es momento de actuar y demostrar esa capacidad ante una situación que a todos y todas nos afecta, no solo es tener ambición de ganar una candidatura e inmediatamente brincar a otra posición sin prepararse ni hacer el trabajo que corresponde en beneficio de la sociedad.
No se ven muchas iniciativas de apoyo o mecanismos de protección eficientes, solo información por todos lados, de una u otra “autoridad” y cada quien comparte lo que cree que vale la pena, hay tanta información en las redes sociales que abruma y confunde.
Y mientras: ¿Qué hacen al respecto las y los líderes políticos?
Según los especialistas; el Covid-19 es la mayor catástrofe humanitaria que ocurre por lo menos desde la Segunda Guerra Mundial. Y está en pleno desarrollo, sin vacunas ni tratamientos a la vista. Por toda la ciudadanía, quienes esperan una respuesta positiva y eficiente, algún aliciente de sus representantes políticos. Los que están en el gobierno, en primer lugar. Pero también los que están en la oposición y de todos los colores, los y las que nos representan en el congreso, en el senado, en las presidencias municipales, quienes aspiran desde hace tiempo a ser candidato o candidata y ganar a costa de lo que sea y del color que sea, es el momento de demostrar porque deberían estar donde están y porque tendrían que llegar a donde quieren, ya basta de buscar culpables, es momento de tomar decisiones y enfrentar la realidad con conciencia.
“Cuando un barco está en peligro de hundirse, no se salva solo el capitán”
En una crisis de estas dimensiones será muy importante aplicar la inteligencia emocional de los liderazgos políticos. Una inteligencia que no solo se caracteriza por el cociente intelectual y las capacidades cognitivas sino además por otros factores que son decisivos en situaciones de crisis, una de las más importantes es la aceptación de sus propias limitaciones y de la necesidad de ayuda y colaboración de todas y todos los líderes sociales y políticos y la otra es la capacidad en la toma de decisiones, asumiendo su responsabilidad para la resolución de problemas.
El Covid-19 está poniendo en jaque a estos liderazgos políticos, quienes se enfrentan al mayor desafío de su generación, el cual es peligroso, es desconocido y es totalmente ajeno a las motivaciones iniciales que llevaron a cada uno a la política, motivaciones inconscientes que hasta el propio político desconoce en sí mismo, lo cual pone en peligro a estos personajes.
El Covid-19 genera una triple crisis cuyas dimensiones todavía no terminamos de percibir:
- Crisis sanitaria con toda su secuela de muertos, enfermos y centros de salud desbordados sin equipo ni suficiente recurso humano ni material.
- Crisis económica con sus consecuencias de personas desempleadas y empresas quebradas.
- Crisis social con violentos cambios en la vida cotidiana, violencia doméstica, evidente desigualdad de género y en los hábitos de todos.
El peligro para los liderazgos está reforzado por otros dos órdenes de factores que ya estaban presentes antes del Covid-19. Factores que están allí desde el principio de los tiempos porque forman parte de la naturaleza humana.
El primer factor es que los seres humanos somos mucho más irracionales de lo que creemos. Y las situaciones de crisis colectiva multiplican la emergencia de esa irracionalidad y desatan conductas individuales, grupales y de masas que pueden llegar a un conflicto mayor.
Es así que aún las mejores intenciones pueden ser saboteadas por lo irracional que salta desde cualquier rincón oscuro y se convierte en pánico colectivo, corridas bancarias, compras masivas innecesarias, conductas frívolas, comportamientos de riesgo, estigmatización de enfermos, discriminación de colectivos enteros, sensaciones de invulnerabilidad personal, aglomeraciones peligrosas, teorías conspirativas, agresiones verbales y físicas, violencia familiar, negaciones de la realidad y toda una amplia gama de acciones incomprensibles desde lo racional.
Y el segundo factor de peligro para los liderazgos tiene que ver con la naturaleza misma de la política y algunas creencias acerca de dicha actividad. Esto sucede a partir de un hecho intransigente: la política es lucha por el poder.
En esa lucha política algunas y algunos líderes se hunden en la vanidad del poder mientras otros se construyen una realidad virtual y allí se atrincheran.
Ni la vanidad del poder ni la negación de la realidad auguran nada bueno para un líder con proyecto. Por el contrario, suelen ser señales de que el cerebro de reptil se está apoderando de los resortes del mando, este empoderamiento del cerebro de reptil es muy peligroso tanto para quien gobierna como para quien está en la oposición. Peligroso porque entonces son las zonas más primitivas del cerebro humano las que toman las decisiones. Y los resultados en esos casos suelen ser muy malos para la sociedad, pero también para el liderazgo de quien así actúa.
Lo que se sugiere como lo más productivo y efectivo para enfrentar una crisis como la del Covid-19 es apelar a la inteligencia emocional, a la unidad y la comunicación asertiva y bien fundamentada.
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