Grandes cantantes vernáculas

Grandes cantantes vernáculas

Buenos días.  Está por extinguirse la llama de la generación de oro de mujeres de la canción ranchera. Pocas, muy pocas hay en este momento en el ambiente, que posean el carisma y sobre todo la voz, para considerarse intérpretes de la canción bravía. La última que recuerdo con posibilidades reales de ser la sucesora de grandes voces femeninas fue Ángeles Ochoa. Algo pasó en su carrera que la hizo desaparecer del medio; otras como la ex académica Nadia, no tienen el potencial, ni el “ángel” para competir con los monstruos sagrados.   Muchas publicaciones han hecho su listado de las según ellos “mejores cantantes”. Hemos de destacar que como dice el sabio refrán “en gustos se rompen géneros”, y no queriendo encontrar el hilo negro, he recopilado de distintos medios y sobre todo de mi muy personal acervo, los nombres de quienes han dejado huella en la música tradicional de México.   Sin duda alguna, la más grande y recordada es la jalisciense “Lucha Reyes”. Quizá pocos la recuerden por su nombre completo: María de la Luz Flores Aceves, pero todos la evocarán al escuchar su voz rasposa y desgarrada en "La Tequilera". Lucha Reyes fue la primera mujer que alcanzó reconocimiento internacional interpretando la música ranchera.   A pesar de la fama que logró, su corta vida estuvo marcada por la depresión y el alcoholismo, que, se dice, le "aguardentó" la voz. En 1928 se lanzó como solista y un año después comenzó a cosechar éxitos. El 25 de junio de 1944, con tan sólo 38 años y dejando sola a su hija de 11 años, Lucha Reyes falleció al tomar media botella de tequila y un frasco de nembutales.   Su voz y estilo inconfundible le reservaron un lugar en la historia musical mexicana, participó en películas como Canción del alma (1937), La tierra del mariachi (1938), Con los dorados de Villa (1939), El zorro de Jalisco (1940) y ¡Ay Jalisco no te rajes! (1941).   La figura de Lucha Reyes ha comenzado a ser reivindicada. Al homenaje en el que fue su último domicilio en la calle de Andalucía de la populosa colonia Álamos, se suma el trabajo de la periodista y escritora Alma Velasco, quien ha publicado la novela biográfica -Me llaman La Tequilera-. En ella describe la manera como se forjó la cantante que hizo de su interpretación vocal, la forma del canto vernáculo mexicano.   Pero dentro de esa bravura y entonación que hoy se imita como ideal del cantor azteca, existía también un profundo dolor que siempre acompañó a la intérprete. Producto de la ausencia de su padre –al que nunca conoció– y del maltrato que siempre le infringió su madre.  Lucha Reyes fue al mismo tiempo luz y sombra. - “Me llaman La Tequilera como si fuera de pila porque a mí me bautizaron con un trago de tequila”-, dice la canción. Identificada con lo bravío de su voz y la opacidad de su alcoholismo, Lucha Reyes es el antecedente de toda forma de canto vernáculo actual.

 

Sus canciones más representativas lo fueron, desde luego “La tequilera”, “El herradero”, “Caminito de Contreras”, “Yo me muero donde quiera”, “La Panchita”, “Mujer ladina”, “Así semos en Jalisco”, “Ay, Jalisco no te rajes”, “La mensa”, “Los tarzanes”, y decenas más que la convirtieron en toda una leyenda.

https://youtu.be/GWO0PzaedsM

 

 

De este ícono que fue Lucha, se desprende ya una serie de cantantes que dan forma al universo de la música ranchera.

Otra jalisciense: Matilde Sánchez Elías, mejor conocida como “La Torcacita”, fue la segunda intérprete femenina de música ranchera sucesora de Lucha Reyes, a la que la fama la hizo inolvidable.  Matilde nació en Tequila, Jalisco y siendo muy pequeña, sus padres deciden cambiar su lugar de residencia y se van a Tampico en el estado de Tamaulipas; es ahí en donde Matilde inicia su carrera artística formando dueto con su hermana Faustina llamado “Las Tapatías”, pocos años mayor que ella.

Don Emilio Azcárraga Vidaurreta, las escucha, las invita a la capital y de inmediato les abre un espacio en la catedral de la radio la “W”. Él les cambia el nombre y las hace llamar “Las Torcacitas”, pero sucede que su hermana a los 15 años decide casarse. Matilde se deprime y regresa a Tampico.

La vida de Matilde siguió su curso normal, hasta que unos meses después llegó a Tampico la famosa compañía artística del señor Paco Miller y el elenco lo encabezada nada más ni nada menos que la señora Lucha Reyes, la Reina y Máxima exponente de la Canción Ranchera del momento, para presentarse en el mejor teatro de la ciudad.

Lucha Reyes era una mujer madura, de carácter fuerte e imponía a cualquiera que se le parara enfrente, sin embargo y lamentablemente su adicción al alcohol la obligaba en ocasiones a no poder presentarse ante su público que tanto la admiraba y quería. Por este motivo un día durante esta temporada en Tampico, Lucha estaba indispuesta para salir al escenario, pero mientras ella se reponía tenían que conseguir a alguna cantante de ranchero para que ocupara a su lugar.

Para Paco Miller fue una situación muy grave, porque no tenía a quien recurrir para sustituir a la señora Reyes, pero alguien de su equipo recordó que en Tampico vivía una de “Las Torcacitas”.

Matilde era apenas una jovencita muy querida y conocida en la ciudad, así que no fue difícil localizarla, pero Matilde se negó rotundamente a sustituir a una señora como lo era Lucha Reyes; después de mucha insistencia por parte del señor Miller y su equipo, Matilde aceptó y su ensayo con los mariachis fue muy breve, no había tiempo porque la función no tardaba en empezar.

Matilde tenía sobre de ella una carga muy fuerte, pues tenía que interpretar las mismas canciones que Lucha cantaba en su cuadro musical, pero como Lucha y Matilde tenían diferentes estilos, y Matilde casi no alcanzaba los tonos de Lucha, se le ocurre intercalar unas vueltas a la voz en momentos claves para impulsarla o simplemente para adornarla y es ahí justo donde nace el “falsete” en la música folklórica, creado por Matilde Sánchez “La Torcacita” para dar originalidad a su voz y crear su propio estilo interpretativo; este falsete ha hecho historia y escuela, ejemplo que han adoptado hasta la fecha, una gran cantidad de famosos, entre ellos y digno de destacarse, el señor Miguel Aceves Mejía.

Recuerdo de mi infancia una canción de “La torcacita”; al escucharla se me eriza la piel, su título: “Virgencita de Talpa”. Otras inolvidables: “Paloma torcaza”, “El toro relajo”, “A grito abierto” “El toro palomo” y por supuesto su creación: “Aires del Mayab”.

 

https://youtu.be/-bmAlynhuOY

 

 

Después viene una cantante que la historia musical no le ha dado su lugar, pero que es sin duda alguna digna sucesora de Lucha Reyes; su nombre, María de los Ángeles Loya a quién conocimos como “La Consentida”. Nacida en Parral, Chihuahua, empezó en el mundo artístico muy niña, pues ya a los 14 años actuó con Tin Tan y Joaquín Pardavé en la película, “El hombre inquieto” interpretando “Gorrioncillo pecho amarillo”.

A finales de los años cincuenta grabó éxito tras éxito como La joven mancornadora, Atotonilco, Mañanita, mañanita y Rancho alegre, entre otras.  La llegada del rock and roll, hizo desaparecer a muchos folklóricos de aquellos tiempos, aunque a La Consentida el rock le trajo a Elvis Presley con quien tuvo un sonado romance.

Muy poca biografía de “La consentida”, pero con las grabaciones que dejó nos damos por servidos.  

 

https://youtu.be/3HOrA7jf718

 

 

Y apenas les he comentado de tres y ya saturé  el espacio; así, que en la próxima semana hablaremos de “La Panchita”, de “La Tariácuri”, de Lucha Villa, de María de Lourdes, desde luego de Lola Beltrán y de otras no menos importantes, así como también de las extranjeras que han cantado con honor la música mexicana, como Rocío Dúrcal, Linda Ronstadt y la inmensa costarricense Isabel Vargas Lizano, mejor conocida como Chavela Vargas, quien decía y pregonaba cuando alguien le acotaba que no era mexicana:           

¡Los mexicanos nacemos donde nos da la rechin….   gana!  

     

Los espero la próxima entrega.