Guerra de encuestas

Guerra de encuestas

En muchos municipios del estado, especialmente aquellos con mayor peso electoral como Chiautempan, Huamantla y Tlaxcala, se está librando una guerra encarnizada de encuestas.
 
 
Todos los candidatos insisten en que ellos son los líderes indiscutibles en las preferencias electorales, pero lo que no dicen es que la verdadera encuesta será la del próximo 2 de junio. Es entonces cuando las urnas revelarán la auténtica voz del pueblo.
 
 
A lo largo de esta contienda electoral, hemos visto cómo los candidatos utilizan las redes sociales y sus conexiones locales como termómetros para medir su aceptación entre la ciudadanía.
 
 
Sin embargo, estos indicadores también pueden ser engañosos y manipulados para proyectar una imagen de liderazgo que no necesariamente corresponde con la realidad.
 
 
Tomemos como ejemplo a Blanca Angulo, candidata de Morena a la presidencia municipal de Chiautempan. Angulo compartió una encuesta que le otorga una ventaja inflada de 10 puntos. Esta encuesta parece ser más un instrumento de propaganda que un reflejo fidedigno de la opinión pública.
 
 
En Chiautempan, la gente está claramente molesta con Morena, y particularmente con Angulo, debido a su asociación con el actual Ayuntamiento y la realidad es que su supuesta ventaja no se ve reflejada en el sentir de la calle.
 
 
En el caso de Alejandro Netzahualcoyotl del PRD, la situación es similar. Hace unos días publicó una encuesta sin metodología y sin el aval de una empresa reconocida, lo que más parece un intento desesperado de propaganda política que una medición objetiva de su apoyo electoral.
 

Huamantla y Apizaco tampoco se quedan atrás. Todos los candidatos, han difundido sus propias encuestas, presentándose como líderes en la contienda.
 
 
 
Sin embargo, es fundamental que los ciudadanos tlaxcaltecas sean conscientes de estas tácticas y se mantengan escépticos ante las encuestas que no ofrecen transparencia en su metodología o que claramente sirven intereses políticos específicos.
 
 
El verdadero barómetro de la voluntad popular no está en las encuestas infladas ni en las redes sociales, sino en la realidad que se vivirá el 2 de junio, cuando cada voto cuente y se refleje en las urnas.