De mal en peor

De mal en peor

En el balance de las cosas, la falta de gobernabilidad, seguridad pública y procuración de justicia siguen siendo los grandes pendientes del gobierno del estado de Tlaxcala.

Y aunque lo quieran disimular o busquen hacerse de ladito, la conducción de la política interna y de inteligencia política a cargo del Secretario de Gobierno, Sergio González Hernández, sigue demostrando que no es efectiva.

La marcha del 8M dejó como saldo que Tlaxcala fuera la burla nacional, pues los medios consignaron el uso excesivo de la fuerza pública en contra de mujeres, adultos mayores, periodistas y hasta niños que acompañaron los contingentes.

Días antes, en Ixtenco se ventiló un video donde González Hernández intentó acallar la voz de una mujer otomí que buscaba visibilizar un problema; y hasta en tono burlón trató de persuadirla para que dejará de protestar en un acto que era público y supuestamente en contra de la violencia de género.

Luego, el fin de semana la violencia estalló ahora en el corazón del sur, Zacatelco, donde cientos de pobladores intentaron hacer justicia por su propia mano, ya que las autoridades estatales no han hecho lo que les toca.

Y todos estos sucesos han pasado en menos de una semana, lo que indica que por más que busque demostrar capacidad, experiencia y liderazgo, el trabajo y el proyecto de Sergio González están destinados al fracaso.

Algo que al grupo de Sánchez Anaya lo tiene muy contento, pues su búsqueda por la candidatura al Senado va viento en popa.
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A colación, qué pensará el Secretario de Salud, Rigoberto Zamudio Meneses, ante el acierto de la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros de poner como intermediaria a la Subsecretaria, Celina Castañeda de la Lanza con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud, sección 27.

Ahora ella, es la voz autorizada para negociar con el poderoso sindicato y su secretaria general, la también diputada local, Blanca Águila Lima, pues para enderezar este barco, la mandataria necesitaba una operadora de todas sus confianzas y, ahí es donde entró Celina Castañeda.

Ya veremos qué pasa más adelante, por lo pronto Zamudio demostró que lo suyo lo suyo no es la política sindical.