Ya chole …
Que conste que no soy chairo, tampoco fifí. Pero vivo la indignación de miles de ciudadanos que a diario nos tenemos que chutar cada sandez. Debo confesar que, en la elección del 2018, voté motivado por el hartazgo de lo mismo y que ni Chente, ni Calderón lograron en doce años, cambiar el rumbo del país. El regreso de más vale malo por conocido que bueno por conocer resultó un fiasco con el peñismo. Ninguno cumplió las expectativas en sus respectivos mandatos.
El empacho de lo mismo, hizo que miles de soñadores de que las condiciones podían cambiar, acudimos a las urnas a depositar el voto de confianza por ya saben quién. Pues la verdad no había para donde moverse. Anaya significaba empoderar a los yuppies, Meade a la tecnocracia de siempre.
Los mexicanos no teníamos mayor opción. Sólo el cansancio de que cada gobierno que pasa es lo mismo: corrupción, tranza y componenda, así como la aparición de nuevos ricos. De esos que de la noche a la mañana aprenden del glamour y la frivolidad. Políticos insensatos que sangran el presupuesto público para llenar su sed de avaricia.
Y así, desde esa lógica muchos ilusos como yo, pensamos que ya era momento de votar por un cambio y con lo único que contamos antes y ahora para aportar a la incipiente democracia es nuestro voto.
En verdad, “ya chole”. Quisiera escribir que las cosas están cambiando, y que las peroratas mañaneras son un dialogo abierto entre el Presidente y sus gobernados, un verdadero ejercicio democrático de rendición de cuentas, pero no es así. Es un circo monótono que nos da otros datos; que sirve para señalar al pasado de todos los males que hoy suceden. Sin darse cuenta que actualmente son gobierno y que se debe actuar como hombre de estado.
“Me canso ganso”, fue una de las frases con las que conmovió al arranque de su mandato e hizo alimentar una esperanza de cambio, de que la corrupción iba ser sancionada de forma ejemplar, sin miras y sin privilegios. Pero, optó por hacer de la justicia un acto proselitista, al someterla a una consulta popular para ver si el pueblo noble y sabio vota a favor de que los expresidentes puedan ser sometidos a juicio.
Y para todo hay una expresión simplista, a efecto de no ver los asuntos de estado en su justa dimensión; si alguien cuestiona la falta de crecimiento del PIB, los altos índices de desempleo o la falta de crecimiento económico, y todos los problemas que ello conlleva, sale la frase: “yo tengo otros datos”. Vamos, ni para donde moverse.
Pese a los altos índices de violencia, de inseguridad y de que el narcotráfico, el huachicoleo o la extorsión siguen haciendo de las suyas. Parece que es un tema que no causa escozor. Sin una estrategia de seguridad pública definida para hacer frente a este flagelo, lo más sensato según su lógica, fue hacer un llamado moral a los delincuentes: “para que piensen en sus mamacitas” y que se porten bien.
Otras expresiones como el que la pandemia “nos cayó como anillo al dedo”, y que ya se veía la luz al final… con el fin de atenuar las críticas a la falta de una verdadera política pública en materia de salud para hacer frente a la pandemia, hoy, México sufre el duelo de miles de muertes, que bien esas cifras se pudieron atenuar, si se hubiese apelado a la ciencia médica y no a la politiquería de siempre.
“Ya chole”, es un eufemismo para suavizar el decir que ya me tienen hasta la má…xima, o ya bájenle. En fin, es la mejor forma de decir que me dejen de fastidiar. No importa que se defienda lo indefendible. Aún y cuando México sea uno de los países donde más feminicidios se cometan. Donde el acoso sexual y laboral es una constante en contra de las mujeres. Donde la trata de personas, es un modus vivendi comerciando los cuerpos de las niñas o señoritas. Donde el hecho de ser mujer y vestir una falta corta, o un pantalón ajustado, puede ser toda una odisea al salir a la calle, etc.
Asimismo, a la mujer que escala una posición política o económica, es sinónimo de desafío a los cánones sociales, y para ello se tiene que recurrir a reformar la ley para reconocer su calidad de personas con los mismos derechos que cualquiera de nosotros. En verdad que “ya chole”, no abona en nada a esta lucha histórica que han mantenido el género fenenino. Ojalá la sensatez y la cordura, en algún momento lleguen a los pinos; no atizar más a la polarización de un país que ha vivido en el hartazgo de sus gobiernos.
Porque en verdad que ya nos tienen hasta la coronilla de que cada trienio o sexenio sea más de lo mismo.
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