Discurso sobre la tolerancia
Estimados lectores, la pandemia originada por Covid 19, nos ha llevado a vivir en una atmósfera de caos y miedo. La salutación y muestras de respeto a través de las reglas de convivencia como lo son el beso en la mejilla, ahora sean convertido en las principales armas mortales que debemos evitar.
Este higienismo al que nos han sometido, nos obliga a reflexionar que actualmente estamos viviendo en una “cultura de la sospecha”, donde todos nos cuidamos del otro por temor a contagiarnos. Se habla de una nueva normalidad; cuando no sabemos si algún día conocimos a la normalidad en su esencia.
En fin, los discursos que nos dice el Dr. Hugo López-Gatell, responsable de fijar la postura se supone desde la perspectiva científica en el estado mexicano contrastan con lo dicho por el Presidente López Obrador. Los dos López llevan su propio discurso sobre un mismo problema. Para el primero, el país está en máximo riesgo de transmisión del virus en estos momentos. El otro, decía desde fines del mes de abril que la pandemia se había logrado domar y después anunciar que ya se empezaba a ver la luz al final del túnel.
“No mentir, no robar, no traicionar”, fue la última receta que irónicamente puede ayudar a combatir la enfermedad, así lo dijo el mandatario federal en una de sus tantas peroratas. En tanto, los otros datos, nos indican que a nivel global México ocupa el lugar número 14 de personas contagiadas con 117,103 casos y nos encontramos en el lugar 7mo por el número de muertes con 13,699 casos. En tanto, a nivel continental nos encontramos en 5º lugar por el número de contagiados, y en 3er lugar sólo después de Estados Unidos y Brasil por el índice de fallecidos.
Lo cierto es que estos discursos sobre un mismo problema, han hecho que la sociedad sea la más desconcertada. La falta de una línea discursiva prudente, confiable y científica, nos ha llevado a vivir en un grado de polarización, donde cada entidad federativa se rasca con sus propios medios para tratar de remediar sus males.
En México, por un lado, urge que los científicos encuentren la vacuna para contrarrestar el corona virus; pero también que los políticos sean vacunados contra sus fanatismos e ideologías en tiempos cruciales donde está en juego la vida de sus gobernados.
En momentos que se requiere unidad para enfrentar un mismo problema, los dislates discursivos y toma de decisiones no serias e improvisadas, han hecho que siete gobernadores de Jalisco, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Durango, Colima y Michoacán, hayan decidido crear su propia ruta para salir de la emergencia sanitaria, sin seguir la impuesta por la federación.
Lo preocupante de esta ruta de fragmentación no avizora nada bueno. Temas como la revisión del pacto fiscal, es decir el convenio que permite que la federación recaude los impuestos en el país para después repartirlos hacia las entidades federativas; o el mismo pacto federal que es el máximo consenso constitucional para que todas las entidades federativas se constituyeran en los “Estado Unidos Mexicanos”, y donde algunos mandatarios locales han pedido que sean sometidos al escrutinio para analizar su viabilidad institucional, nos hablan del grado de polarización que se está gestando.
Estos planteamientos, deben preocupar seriamente, pues desde la perspectiva constitucional, son voces que empiezan a alentar al separatismo que atenta contra la propia Carta Magna. El discurso clasista actualmente de moda en el estado mexicano, debe frenarse pues en nada abona a la unidad nacional que se requiere.
Los hechos violentos ocasionados por la muerte de Giovanni López en el estado de Jalisco a manos de la policía municipal, y la golpiza propiciada a Melanie por parte de la policía capitalina, nos hacen revivir nuestro propio caso; George Floyd. Entre racismo y clasismo las sociedades se dividen y van dejando heridas difíciles de conciliar.
Ojalá entiendan nuestros políticos que el país no está para seguir sumergido en esta crisis de polarización y violencia. En alguien debe existir la prudencia.
Comentarios