Afinidad política en crisis
Las elecciones intermedias a celebrarse este 2021, están a la vuelta de la esquina. En ellas habrá de renovarse 15 gubernaturas y más de 21 mil 368 cargos de elección popular. La Cámara de Diputados será renovada y habrá en disputa 500 escaños, 300 legisladores electos por la vía directa y 200 por la vía plurinominal.
Una elección que, a decir de los especialistas, será de las más grandes de la historia, aunque quizá no tan competitiva. Las encuestas profesionales siguen dando una ventaja a MORENA, ante una oposición que luce extraviada y que no ha podido articular un discurso que penetre ante el desencanto que priva en algunos sectores de la sociedad; por el mal manejo de la situación económica, sanitaria, inseguridad, desempleo y violencia que azota al país.
Los falsos espejismos que en cada proceso electoral crean los políticos en turno, de que las cosas van a cambiar y que no son lo mismo que otros partidos del color que fuere, están llevando a la sociedad mexicana a vivir en la pérdida de esperanza y desilusión. A caer en el abismo del desencanto; pese a estas circunstancias se sigue alimentando el conformismo, con programas sociales que solo abonan a la manipulación electoral que a un verdadero desarrollo sustentado en políticas públicas de largo alcance.
El desencanto priva hacia los partidos políticos, que han visto mermado su capital político de afiliados. Los ciudadanos prefieren vivir en el apartidismo, que tener una filiación política, porque eso ya no es grato y es mal visto por la mayoría. Según datos del INE, se tiene una lista nominal de 90 millones 036 mil 367 ciudadanos registrados al último corte del mes de marzo de este año, con credencial y por ende con derecho a ejercer su voto.
De las siete fuerzas políticas existentes, antes del último registro otorgado al PES, sólo 13 millones 549 mil ciudadanos tenían una afinidad política. Sin embargo, en la última revisión y actualización de padrón de afiliados esta cifra se redujo a tan solo 4 millones 280 mil 465 ciudadanos que decidieron seguir en alguna fuerza política. La crisis de afinidad sacudió a tales institutos políticos, al perder cerca de 70% de simpatizantes.
La sociedad mexicana mostró su hartazgo ante los diferentes institutos políticos existentes y sobre todo a los tradicionales y de viejo cuño. Incluso MORENA aún en el poder vio reducida su afinidad en un 12% que decidieron no seguir en sus filas.
Así, 106 organizaciones o agrupaciones políticas, manifestaron su intención ante el INE de obtener su registro como partido político; después de la tramitología a la que fueron sometidos, sólo una fuerza política logró su cometido (PES).
La alta taza de organizaciones que hicieron su trámite para obtener su registro, nos da otro factor de hartazgo de la sociedad hacia los partidos tradicionales; pero también nos habla del oportunismo de muchos pseudo líderes que sólo buscaron este tipo de espacios para seguir viviendo del erario público. Partidos o institutos que una vez registrados son convertidos en botín familiar o de amigos. La democracia, el desarrollo, la igualdad y la mejora de una sociedad sólo quedan en el tintero de sus Estatutos.
El reto es mayúsculo para el bloque opositor que a veces se tambalea; PAN, PRI, PRD y MC, para ver si logran arrebatar la mayoría en la Cámara Baja a MORENA o simplemente darán visos que como oposición están destinados al fracaso.
El PRI, como instituto político se juega su capital para ver si retiene a las ocho gubernaturas hasta hoy en su poder; Campeche, Colima, Guerrero, San Luís Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas. El PAN, hará lo propio en Baja California Sur, Chihuahua, Nayarit y Querétaro. En tanto el PRD se juega su honra con Michoacán. Nuevo León donde gobierna el independiente Jaime Rodríguez “el Bronco”, se verá si MORENA con Tatiana Clouthier logra hacerse de la titularidad o, en su caso el PAN o MC dan la batalla. Después del escándalo de la Ley Bonilla, MORENA tratará de retener la gubernatura de Baja California.
Se avecina una elección más y esperemos que no sea la misma cantaleta de siempre; buenas intenciones, buenos proyectos y una vez en el poder los mismos vicios, las mismas corruptelas. Ojalá no, ¿la sociedad está hasta… el hartazgo?
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