Buena vida…

Buena vida…


Con la novedad de que al hijo del Presidente Amlo, le fue documentado un reportaje que pone al descubierto los lujos con los que vive en una ciudad de EEUU. Si bien, él puede vivir como le plazca la gana, pues ser hijo del presidente no es cualquier cosa. Pero, esos y otros lujos estarían justificados en otras épocas. ¡No! En esta época, donde todo es austeridad por mandato presidencial o por la necesidad de que a muchos no les alcanza ni para comer.

Pero, qué más da, es común ver, este tipo de ostentosidades de juniors, viviendo como verdaderos virreyes. Total, México, soportaba y parecer seguir soportando eso y otros tipos de gastos que eran financiados, producto de la corrupción que tanto ha lacerado a la sociedad.

Fiel a su estilo, molesto e indignado por esa noticia, salió al quite en su tradicional mañanera. Y justifico que esa vida es producto de la unión de su vástago con su nuera, la señora Adams, que por lo visto el varo le sobra.

Y en verdad, ojalá que sea así. Que esos lujos con los que se conduce el hijo del Presidente, sea eso una, sarta de mentiras, de periodistas, neoliberales, conservadores y fifís. Aunque, cuando uno revisa el historial de vida de la señora Adams, se encuentra que está relacionada con el negocio del ramo petrolero. Y que se desempeñó como cabildera en este ramo en México, donde obtuvo contratos y trabajos con Pemex.

Es cuando surge el sospechosismo. Y es natural, en una sociedad, que se abarroto a votar por un candidato que traía como principal discurso, el combate a la corrupción. Ante, una sociedad civil cansada, de tanta transa e impunidad, vio en el Presidente López, una alternativa de cambio.

El discurso de la austeridad, parece que pronto se le puede caer, y ya no cuajar en el electorado. Aunque, hay que decirlo, parece que los escándalos le hacen lo que el viento a Juárez. No lo despeinan.

Pues mientras, todo está centrado, en estas ostentosidades. La economía entra en un proceso de incertidumbre, los contagios continúan al alza. La reforma energética y sus implicaciones jurídicas y económicas traerán consecuencias graves al desarrollo del país. El desempleo y el consumo de la canasta básica, luce deteriorado en la gran mayoría de los hogares.

Tenemos una generación de niñas, niños, adolescentes y jóvenes que estarán marcados por el grave rezago educativo que significó someterlos a un largo periodo de confinamiento, sin una alternativa de regularización en su nivel educativo, y que a la larga puede traer severas consecuencias negativas para el país.