Cinismo…

Cinismo…

La palabra cinismo, con el paso del tiempo se ha desvirtuado, cínico en la antigüedad se daba aquellos filósofos que vivían una vida simple y que su felicidad consistía en estar en empatía con la naturaleza; lo contrario era la civilización donde los convencionalismos sociales hacían perder esta esencia de la persona.

Con el paso del tiempo, esta palabra fue mutando, y hoy se dice cínico a aquellas personas que son expertas en el arte de mentir, la desfachatez, la desvergüenza, la impudencia y obscenidad descarada. Y así podemos seguir con todos los apelativos que denigran la esencia y ética de una persona.

En clase de posgrado, los estudiantes me cuestionaban que pensaba en torno a la representación proporcional y la eliminación del principio de la no reelección, para senadores y diputados federales y locales.

Una pregunta por demás inquietante, en estas fechas donde la desfachatez hace presa fácil de nuestra clase política, quien, sin el menor recato, y sin ningún análisis del mediocre trabajo desempeñado, piensan que la reelección es un premio merecido a su cinismo.

Debemos recordar que la reelección fue un principio maderista para regenerar a la política y que sirvió de reclamo social para iniciar la revolución mexicana. Era un antídoto natural contra el dictador Porfirio Diaz.

Actualmente, bajo el principio de que la no reelección era un obstáculo para profesionalizar la vida parlamentaria y política, se optó por eliminarla del texto constitucional. De una prohibición constitucional, paso a convertirse en un derecho, donde reelegirse en algunos cargos de elección popular, tiene como finalidad evitar la improvisación y buscar la profesionalización política.

En tanto, la representación proporcional por lo menos desde la perspectiva de la teoría política, busca equilibrar el poder político, y que este no se acumule en una sola fuerza, además que tiene como finalidad que las minorías cuenten con representación al interior de los órganos colegiados parlamentarios y cabildos municipales.

Por desgracia los derechos políticos-electorales a la reelección y a obtener una representación proporcional, se han convertido en un lugar predilecto para los cínicos de la política. Por eso es común ver a los dirigentes políticos, a su familia, sobrinos, nietos, nueras etcétera, ocupar estos espacios por que su cinismo los lleva a creer que vivir fuera del presupuesto es un error.