La efervescencia llego a su fin…
Lo que
fue el periodo de reflexión, lapso que sirve para que el elector haga
conciencia sobre el sentido de su voto. Se convirtió en un trance de miedo,
incertidumbre y pánico. La guerra sucia se desbordó en las redes sociales. El
panfleteo de baratija hizo de las suyas en las calles. Los mapaches electorales
estuvieron a todo lo que da; algunos fueron cazados, otros corrieron con suerte
y cumplieron su cometido.
La
típica denuncia de compra de votos, subasta de despensas por doquier, fue la
tónica de este período donde se dieron de todo, y eso de reflexionar el voto sólo
es un choro que está en la ley. Pero que en la práctica no se da. Lo que vino a
oscurecer esta expectativa de miedo, fue la cobarde acción donde ultimaron a un
funcionario del INE, lo que de inmediato encendió los focos rojos este fin de
semana.
Se
pensó que este lamentable suceso, iba a ahuyentar el voto en las urnas, y que
bueno que no fue así. El gran ganador de esta jornada por lo menos en el ámbito
local, fue el voto masivo, aún sin tener cifras sobre el grado de participación
ciudadana, se pudo percibir una gran afluencia desde las primeras horas en que
se abrió la jornada, hasta su cierre.
En la
contienda por la gubernatura Anabel, lo dio todo. De la nada como el ave fénix,
resurgió. Sin la mínima esperanza de figurar en una final, a base de esfuerzo
propio construyó una alianza con cinco partidos que yacían en ruinas. El tsunami
electoral de 2018, donde Amlo barrió, parecía que no había una fuerza que le
hiciera frente a su creación avasalladora: Morena.
A base
de perseverancia propia, Anabel se la creyó, y se lanzó a la aventura, “ni un
paso atrás” y “por la grandeza de Tlaxcala” se convirtió en su grito de
batalla. Aglutinó a la vieja clase política, a profesionales y amateurs en su
proyecto, de la nada se enquistó hasta permear en el ambiente electoral que sí
se podía alcanzar a la puntera y, en su caso, hacer la hazaña. A final no se
pudo.
Pero
ha demostrado con creces, que es una política profesional que puede asumir el
liderazgo que hace falta, pues muchos de los hasta hoy más vistos, ya lucen
cansados, sin brújula y a la deriva. El dinosaurio languidece.
Lorena,
pese a los conflictos internos de su partido, a final en su segundo intento lo logró,
no cabe duda que el que persevera alcanza, y esa es la lección que hoy da. Con
su victoria se demostró que la marca Morena, es como la coca cola o las
Sabritas, es una patente que por lo menos en Tlaxcala, pesa y pesa mucho. Y que
Amlo es, y seguirá teniendo a esta entidad como una de sus más fieles
seguidoras.
Previo
al conteo rápido dado a conocer por la autoridad electoral (ITE), Lorena en su
posicionamiento como virtual ganadora de la jornada, hacía un llamado a la
reconciliación. Qué bueno, pues es momento de demostrar el talante femenino que
tiene para gobernar el Estado, que así sea. La efervescencia electoral terminó,
y ahora lo que sigue es reconstruir el tejido social que siempre queda friccionado.
Con
estos resultados, quien pierde es la gobernanza moderna, pues ni en la
intermedia ni en esta de final de mandato pudo hacer una. Desde luego que se
avizora el surgimiento de una nueva clase política…
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