La lección…
La
lección que nos dejan los resultados del proceso electoral del 06 de junio, es
que Morena, es lo que en sus momentos era el invencible PRI. Si bien es cierto
que la alianza “Va por México”, de manera conjunta (PRI-PAN-PRD) trataron de
detener el tsunami, no fue tan certera como estaba planeada en sus orígenes.
Juntos no lograron detener la ofensiva, por separado menos.
Es
momento de que la alianza opositora, se siente a reflexionar que los resultados
son fruto de los setenta y doce años respectivamente entre rojos y azules; de
corrupción, impunidad, componenda, amiguismo y desfachatez para ejercer el
poder político, y que la sociedad no olvida.
Que ni
las ocurrencias, escándalos, falta de políticas públicas de gran calado,
implementadas por la 4t, hicieron mella en la mayoría de la sociedad mexicana.
Si
bien hay una masa crítica que vive desencantada por la forma de dirigir los
destinos del país por parte del presidente Amlo, y que la mayoría pertenece a
la clase media y con un cierto perfil profesional, la lectura nos indica que
hay más pobres y personas en extrema pobreza que son presas del clientelismo de
los programas sociales, y que por ende son manipulables electoralmente por el
actual gobierno.
Es
momento de reconocer que esta desigualdad social es producto de los antiguos
regímenes, y que hoy es aprovechada por la 4T, para perpetuarse en el
poder. Más que pensar en ser una
oposición que solo critica, es necesario ver cómo se puede cambiar el modelo
social, económico y político para acortar la brecha de desigualdad existente.
Amlo,
es como lo he sostenido en entregas anteriores, uno de los mejores políticos
que en pleno siglo XXI, gobierna con ideas de los 70`s y 80`s. Hábil para el
manejo discursivo que más le rinde frutos; el de la polarización. Los demás
actores se dejan llevar por esta línea, y no se dan cuenta que la figura
presidencial siempre lleva las de ganar. Así de fácil.
Sin
liderazgo fuertes, sin personajes de calidad moral y empatía con la sociedad se
ve desdibujada la oposición. La cantaleta de que ganaron o lograron detener la
vorágine electoral de Morena, es puro discurso. La realidad es que el PRI no
gano ninguna gubernatura en juego. Y el PAN solo dos. El PRD, de panzazo logro
figurar, pero pierde su bastión electoral; Michoacán. A donde están los números
alegres.
En la
cámara baja, Morena y sus aliados obtendrán la mayoría simple para seguir
operando los programas sociales a su antojo, si bien no alcanza la mayoría
absoluta para hacer modificaciones constitucionales, ya le guiño el ojo al PRI,
pues sabe que en política todo $e puede, o como dijera el clásico, nadie
resiste un cañonazo de billetes.
No hay
que perder de vista a Movimiento Ciudadano, pues en esta elección le demostró a
la alianza opositora, que solos si se puede. Independientemente de que aún
está, en entredicho los resultados de gobierno que habrá de entregar Samuel
García en Nuevo León que pueden ser un fiasco, hay que tener presente que
ganaron la capital financiera y empresarial de México; Monterrey, con Luis Donaldo
Colosio, hijo del emblemático candidato presidencial que las balas del poder
silenciaron. Esta pareja dará mucho de qué hablar en un futuro.
Del
partido del tucán (PVEM), pues nos vuelve a demostrar como la política se
prostituye al mejor postor, y que un grupo de juniors disfrazados de políticos
ambientalistas, seguirán rapiñando el erario público. Y del PT, un clan que su
plataforma política dice ser de izquierda pero que lo mismo le da estar con el
gobierno que fuere. El chiste es no estar fuera del presupuesto.
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