Revocación de mandato…
En
democracias avanzadas una revocación de mandato significa, dar nuevamente la
confianza para que un gobernante en turno continúe en su encargo.
Es
un ejercicio que permite evaluar el desempeño de su representante en el
gobierno. En México, este ejercicio en verdad seria todo un ejemplo de un
espíritu demócrata y de convicciones de honradez y de pulcritud en el ejercicio
público.
Hoy
es un tema risorio, una forma de gastar los recursos públicos que pueden ser
destinados a paliar los problemas que aquejan a la mayoría, una sociedad dolida
por la pobreza, la desigualdad y la corrupción que han lacerado la dignidad de
este país.
Una
revocación de mandato cantada, que luce más a protagonismo y chantaje político
por perpetuar un proyecto de nación que a veces no tiene pies ni cabeza, pero
que el lenguaje coloquial, pintoresco, populista y descabellado lo hace
atractivo.
Son
las expresiones del lenguaje político en turno, de una clase política que se
aprovecha de la desesperanza, desilusión y desencanto de una sociedad cansada
de las mismas propuestas y soluciones a sus problemas, pero que al final
seguimos igual: jodidos y engañados, con el mismo futuro incierto de
desigualdad y pobreza.
Para
que gastar, tantos millones de pesos en una consulta que no obtendrá los
resultados esperados y donde el porcentaje, cualquiera que sea, dará por
ganador a ya saben quién.
Un
ejercicio que en esencia es democrático y donde la rendición de cuentas es un
principio fundamental. Pero que, en México, sobra decirlo es una cortina de
humo del gobierno en turno de esa que se ha llamado la 4t, pero que, en la
práctica, recurre a las mismas prácticas que aborrece.
Un
gobierno conformado por el amiguismo y la componenda sin importar el perfil
profesional para desempeñar el cargo, lo que importa es la lealtad y no los
resultados.
Un
gobierno donde la corrupción impera, así como el chantaje y la impunidad, ya
sea de los amigos, el hijo, los hermanos, la prima o quien sea, pero mientras
se alinea a los dictados del poder, no pasa nada.
Y
así, llegaremos al diez de abril, donde otra vez nuestra democracia, nuestra
instituciones y clase política se prestarán al pan y circo, total nuestro
México está acostumbrado a aguantar, este tipo o todo lo que venga de
tropelías. En verdad de pena ajena… Estamos jodidos, es momento de despertar.
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