Enfoque DH ¡Los representantes de Coalemo!
Cuando perdemos la cualidad de asombro, la virtud para cuestionar o la facultad para reflexionar, caemos en el simplismo social. Y empezamos a normalizar todo, incluso aquello que raye en la estupidez y en la más sutil ignorancia. Así todo puede pasar.
Me cuestionaban la semana pasada que: ¿sí el Dios de los ladrones de cuello blanco es Hermes el griego y que ha reencarnado en varias de las élites del sistema político mexicano? En este paseo por la filosofía me decían algunos alumnos de posgrado, que a quién se encomendaban varios representantes populares, cuya única virtud es la ignorancia y la ocurrencia para hacer las cosas.
Sin ánimo de generalizar, podemos decir: La sociedad mexicana se cansó de tantos años de lo mismo, corrupción, impunidad, inseguridad, desempleo y un largo etcétera de problemas que no tiene caso enumerar. Grupos de diversas corrientes ideológicas o colores partidistas, algunos dejaron, otros arribaron o volvieron a asumir el poder… el resultado fue el mismo lastre.
Así, se cuenta que en la mitología griega: Coalemo, es el Dios de la insensatez, la imprudencia, la ignorancia, la necedad o estupidez. No se sabe si estos seres míticos, actualmente estén resurgiendo. Y esto viene a colación, porque pareciera que varios de nuestros representantes populares en el Congreso de Tlaxcala, han caído en esta circunstancia, para mal de males.
Cada legislatura que concluye se dice que es la peor, la actual, compuesta paritariamente de veinticinco personajes, al inicio de su mandato echaron las campanas al vuelo, alumbrados muchos de ellos y ellas por la victoria que no esperaban, pero que gracias al arrastre de ya saben quién, los llevo a escalar un peldaño que en su vida habían esperado, y los demás por la vía plurinominal se hicieron de ese escaño. No hubo méritos propios para llegar de nadie.
Y es así como comienza esta era de tropiezos, hierros y errores nunca antes vistos en tan corto tiempo en una legislatura y que con el paso del tiempo se han ido acumulando, hoy, la sociedad ruega pronto termine esta pesadilla legislativa que vive el pueblo de Tlaxcala.
Los “Coalemus tlaxcaltecas”, desde su arribo a la palestra soberana han dado de qué hablar y no precisamente de su eficiente trabajo, sino de su pobreza legislativa.
Con iniciativas que son violatorias de derechos humanos, como aquella de prohibir los tatuajes y perforaciones en los menores de edad. O de ocurrencias al querer declarar cualquier acto patrimonio inmaterial de la humanidad, así como de plagios en sus propuestas de iniciativas, con puntos y comas que han sido presentadas en el pleno de la Soberanía y sin el menor recato se pavonean en presumirlas como de su autoría.
En tan sólo dos años cerca de ocho leyes y decretos fueron vetados por el Poder Ejecutivo, al detectarles inconsistencias en sus facultades y atribuciones para emitir esas normas; por excederse legalmente, o por vulnerar esferas de competencias constitucionales, les han propinado una serie de reveses en su cara que parece no importarles.
Existe una violación sistemática a su “Programa Legislativo”, al presentar un rezago con más de ciento setenta iniciativas que duermen el sueño de los justos, tal y como ha sido documentado en una investigación periodística.
Operan a su favor un “fondo de moches” que no tiene sustento constitucional y del cual disponen anualmente de cerca de cuatrocientos ochenta y seis millones de pesos, según el estudio que se desprende del Informe Legislativo, dado a conocer por el IMCO. Un fondo que sirve para el manejo discrecional de recursos públicos y sin un mecanismo confiable de rendición de cuentas.
Una legislatura que ha puesto en riesgo la democracia en las próximas elecciones que se avecinan, al no realizar una reforma electoral acorde a los tiempos que se viven, con reglas claras, y pendientes para lograr la incorporación de grupos vulnerables en puestos de representación y otros mecanismos de gran calado que fueron ignorados. Con una reforma tenue, varios y varias “Coalemus tlaxcaltecas”, ya se frotan las manos para ir en busca de la reelección o en su caso de una silla municipal para seguir cometiendo sus torpezas, ignorancias, estupideces … hasta ahí.
Lo peor, que éste síndrome no respeta ideologías, lo mismo lo padecen los morenos, azules, rojos, amarillos, verdes, naranjas. De esta legislatura nadie se salva de la perplejidad de tal mote.
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