El cuento de nunca acabar…
¿Qué
diablos está pasando? Mientras nuestros políticos se debaten que si la
oposición gano con el rechazo a la reforma eléctrica. Que si la reforma a la
Ley Minera y la nacionalización del litio, -algo que constitucionalmente está
protegido y que no había necesidad de realizar una reforma legislativa-, pero
que sirvió para que la política presidencial de Morena y aliados, permeara que
salía ganando en este round político.
Y
así entre nacionalistas y privatizadores; entre traidores a la patria y
defensores de la misma, se ha dado un falso debate, que tiene entretenidos a la
clase política, mientras el país sigue sumergiéndose en una crisis de
inseguridad y violencia que parece no tener fin.
Por
desgracia las mujeres, este sector silenciado y marginado históricamente, es y
ha sido el blanco de ataques que parece no tener una solución a corto, mediano
y largo plazo, si los encargados de la conducción de este país siguen con su
estúpida política de minimizar esta situación grave en el Estado mexicano.
De
qué sirve, que cada mes el día veinticinco, todos los servidores y servidoras
públicas, se pongan su moñito naranja, que cada ocho de marzo salgan a arengar
en contra de la desigualdad de género, que cada veinticinco de noviembre se
acuerden que es la fecha que se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra
la Mujer, si a diario con su actuar y falta de sensibilidad muestran por acción
u omisión el desprecio por este sector.
¡Cuantas más!, es la pregunta obligada. Si bien la violencia machista,
mato a Debanhi, por el móvil con el que se cometió el brutal crimen, los
responsables como siempre siguen y seguirán en la impunidad.
Pero
más allá de esta primera hipótesis, a esta chica regiomontana, estudiante de
leyes, la mato el estado fallido en que se han convertido nuestras
instituciones, por acción u omisión las instituciones de seguridad pública, de
procuración e impartición de justicia, lucen rebasadas ante un fenómeno que
parece no tener solución.
Cada
día, mas niñas, adolescentes y señoritas se enfrentan a esta triste realidad,
el salir a la calle, con el miedo que vayan a ser acechadas por este lastre
social. Porque los padres, no pueden quedar en casa, tranquilos mientras sus
hijas e hijos salen a divertirse. Hoy pareciera que el derecho al esparcimiento
de los jóvenes es el principal aliciente del miedo a que la violencia los
convierta en sus presas.
Se
ha estigmatizado a las plataformas Uber, como algo no seguro. Que si las amigas
tienen un grado de responsabilidad por dejarla en aquella fiesta. Que el si el
conductor la acoso, en fin, una serie de conjeturas han salido a la luz
pública.
Lo cierto que otra vez la clase política de
cuarta, y no hablo de la que hoy tiene el poder, sino de todos en general, PAN,
PRI, PRD, MC, Morena, PVEM, PT etcétera, le siguen fallando al país. La
sociedad no gana nada con la nacionalización del litio, o pierde con el rechazo
a la ley eléctrica, lo que hoy claman es la seguridad, la tranquilidad, la paz
en las calles, ojalá lo entiendan estos políticos…
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