Segundo debate…
Los aspirantes llegaron a este segundo debate, sin cambios en la pizarra. Sheinbaum con una clara ventaja en todas las encuestas; Xóchitl aun sin poder cuajar un cambio rotundo que la haga competitiva; y un Máynez capitalizando a un amplio sector de los jóvenes.
Se pudo observar a Xóchitl, como una mujer más aguerrida e incisiva contra su adversaria, a quien intento por todos lados señalar como la “candidata de las mentiras” y hasta “narco-candidata”. Si bien sus señalamientos eran duros, no lograron penetrar la línea defensiva que del otro lado puso Sheinbaum. Se le vio más originalidad al ser incisiva, pero no mostro los tamaños para ser presidencial, pues no articulo un plan de trabajo real y estructurado para sacar al país de esos señalamientos que hizo. Fue aguerrida pero no metódica para diseñar un modelo de desarrollo para el país.
Para Sheinbaum cada día que pasa, es un día positivo para lograr su objetivo. Como científica, sabe que la disciplina y la constancia son sus mejores aliados, por ello evita cometer errores, o entrar en la confrontación con sus adversarios, al grado de ignorar los señalamientos que pesaron en su contra. Mas articulada en su discurso, con una figura presidencial debidamente diseñada desde su propia imagen corporal; evito entrar en polémicas y solo contestar lo que considero indispensable. De la candidata del “Prian” a “corrupta”, hasta líder de la “priandilla inmobiliaria”, acuso a su adversaria.
Máynez, de la “sonrisa de mazorca” del pasado debate, hoy lucio más atrevido en sus propuestas. Hizo varias que sabe están en su agenda, la de los niños, niñas y jóvenes, que es uno de los sectores donde ha logrado persuadir más. Con un discurso alineado a la social democracia, articulo algunas propuestas, e hizo el uno dos con Sheinbaum; atacando más a Xóchitl.
Los debates son vistos entre un 12 a 15% de los potenciales electores; la mayoría de estos, lo ven porque tienen ya decidido su voto por alguno; los indecisos prefieren no ver este tipo de ejercicio, según los estudios demoscópicos. De ahí que un debate no fija una inclinación decisiva; sirve sobre todo para afianzar el voto que cada uno ya tiene en la bolsa.
Así como dice el dicho; “una gaviota no hace primavera, un debate no hace ganador”, sin embargo, como ejercicio es bueno para ver el talante y aplomo de cada uno de los que aspiran a gobernar este país.
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