La Tremenda Corte...
“Audiencia pública: El tremendo juez de la Tremenda Corte va a resolver un tremendo caso”; todavía recuerdo aquella lapidaria frase en los radios del pueblo. Todos atentos, escuchábamos esta parodia en la emisora, echando a andar la imaginación, como era ese tremendo juez, que muchas veces terminaba sentenciando a José Candelario Tres Patines, un tipo hábil para usar el doble lenguaje, pero sin caer en la vulgaridad; ante un Rudesindo o Nananina que terminaban siendo víctimas de sus pillajes, y “zas” el fallo se dictaba sin mayores pruebas que los dichos y señalamientos del vecindario.
Sin duda, un programa que fue el pasatiempo favorito de varias generaciones, donde la imaginación volaba para recrear esas piezas de humor blanco que generaban un sentimiento de compasión hacia Tres Patines, pues siempre terminaba condenado ante las infamias de sus querellantes.
Lo anterior, viene a colación -porque-, obvio, antes era un tremendo juez. Hoy es una tremenda jueza, que ha metido en un tremendo vericueto al Poder Judicial.
Mire que iniciar una investigación derivada de una denuncia anónima, sin más elementos probatorios que ese documento que pone en evidencia hechos que pueden ser reales, pero que han sido presentados sin más formalidades que el anonimato, suena y huele más a una llamarada de petate y un acto de venganza política por las afrentas de las que ha sido víctima ese poder que representa, que a una investigación seria y profesional con la que deben ser tratados este tipo de pesquisas.
Así no se juega, ha dejado a un lado el talante, el aplomo, la estrategia y el conocimiento jurídico y, ha entrado en un juego perverso, en un terreno donde la polarización, va a llevar a perder esa pócima de credibilidad que la justicia federal aún tiene.
La ministra Piña, ha echado una carta que le va jugar en contra. Primero, por que deja ver que obedece a intereses políticos que en este momento están pasando una situación difícil al no tener el poder al que estaban acostumbrados. Segundo, porque con este acto se ha puesto de pechito para que se alimente la imperiosa necesidad de reformar ese poder, debido a que sus integrantes no obedecen la justicia, sino los intereses de grupo; por ello, los jueces deben salir del pueblo mediante voto popular. Esta será la narrativa a la que se van enfrentar, ya que “solitos” se metieron en esta encrucijada que estaba esperando ya saben quién.
La tremenda Corte, se metió en un tremendo lío y puede salir bien raspada. Ojalá el tiempo no me de la razón. Mientras el exministro Tiktokero, ya dijo: Ni me rajo, ni me doblo. Ni me quiebran, ni me asustan… porque sabe bien que una denuncia anónima es como los dichos probatorios de Rudesindo o Nananina. Así la justicia en nuestro país.
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