El paradigma del dinero para Gobernar
No cabe duda de que el paradigma del dinero para gobernar aún prevalece en pleno siglo XXI. La conferencia nacional de gobernadores es un claro ejemplo. Anualmente en estas fechas, los gobernadores acuden a la Cámara de Diputados a solicitar recursos económicos. Los presidentes municipales no escapan a este paradigma, el presupuesto es su único objetivo, su único fin.
Gobernar, consiste en llevar al pueblo, a una sociedad a mejor puerto, sin duda el dinero, el presupuesto disponible es fundamental. Pero no es suficiente, no es lo único, no debe ser lo fundamental. Aunado a ello, la capacidad de gobierno, la gobernabilidad y el proyecto de gobierno, entre otros elementos imprescindibles son, en esencia, lo principal o lo ideal.
Teóricamente, existen múltiples autores que señalan con precisión la observancia de elementos a considerar para el mejor desempeño de los distintos niveles de gobierno.
Lo ideal es que todo gobernante muestre capacidad a partir de un diagnóstico, de predicción, de prevención, de reacción y de aprendizaje por causa de errores. Desde luego, nadie reconoce que existen errores en sus gobiernos; nadie acepta públicamente que no tuvo capacidad de predecir ciertas acciones; nadie reconoce que estuvo en sus manos una decisión que permitió prevenir ciertos hechos; nadie en términos comunes aceptó, mucho menos actuó para reaccionar sobre ciertas epidemias.
En suma, cualquiera que sea el gobernante en los distintos niveles, deberá tener capacidad para atacar problemas de cualquier índole surgidos en la sociedad, desde luego identificados siempre a partir de los diagnósticos correspondientes. Los medios para atenderlos serán suficientes, necesarios, potentes, eficaces, eficientes y coherentes.
Lo anterior no sería suficiente si los gobernantes no cuentan previamente con un Proyecto de Gobierno, en el cual se establezca con bastante claridad, cuáles serán las reformas políticas y jurídicas que les permita establecer los criterios para gobernar y el establecimiento de políticas públicas eficaces; la propuesta de desarrollo, consistente en una estrategia de planeación que permita a partir de un diagnóstico, establecer los objetivos, estrategias y acciones; y, de igual manera, la política económica en la que se puedan establecer, dependiendo del nivel de gobierno, estrategias de crecimiento, recaudación, incentivos fiscales, entre otros. La gobernabilidad del sistema que se gobierna será crucial. El gobernante deberá calcular las variables que controla y las que no controla, es decir, el manejo del tablero del juego social es estratégico, sin estos elementos básicos, no hay rumbo, no hay hoja de ruta, no hay idea de gobierno.
El dinero, hasta ahora, sigue siendo el jugoso objetivo de muchos que aspiran al poder. Invierten en campañas para luego recuperar su inversión, no hay acto mas inmoral que la corrupción, el desvió y abuso de los recursos públicos y la ausencia de rendición de cuentas.
El dinero no debe ser la única herramienta para gobernar, es sin duda un verdadero fracaso a la hora de estar al frente de cualquier gobernante en sus distintos niveles. Existe actualmente ausencia de creatividad, innovación para enfrentar la crisis de los distintos sistemas previstos en la constitución. El dinero exhibe las carencias de distintos gobernantes.
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