Fin de las ideologías
Quizás ya antes de 2018, los partidos políticos experimentaron gradualmente una suerte de abandono de simpatizantes. Tomando fuerza los movimientos sociales aparentemente aislados sin partido y sin ideología o suma de muchas ideologías.
Todos los fenómenos sociales, económicos, político, entre otros muchos, tienen una razón de ser, una causa. El neoliberalismo, propició que el mercado estuviera por encima del Estado. Más mercado y poco Estado. Por ello en los años ochenta se llevaron a cabo una serie de reformas constitucionales y de leyes secundarias a efecto de propiciar el debilitamiento del Estado Mexicano.
El resultado, una aparente democracia, hacer sentir bien al ciudadano, mientras se daba el abuso de funcionarios y servidores públicos sin precedente. Abuso en los Ayuntamientos, en los gobiernos de los estados, en el gobierno federal en su administración pública centralizada y paraestatal. Corrupción y más corrupción y con ello el enriquecimiento inexplicable, la evasión y la elusión de impuestos, la falta de claridad en la aplicación de recursos públicos, facturas falsas, entre otros muchos supuestos de delitos cometidos por funcionarios y servidores públicos de todos los niveles de gobierno.
Organismos Internacionales y la academia, dieron cuenta, mediante estudios serios y diagnósticos precisos de estos fenómenos y de las causas que los generaron. Impunidad, ausencia en la aplicación de la ley, corrupción, falta de profesionalismo, policías comprados, privilegios, entre otros muchos.
Ante ello, muchos ciudadanos se dieron a la tarea de organizarse fuera de los partidos políticos, militantes distinguidos y dirigentes en su momento de esos partidos, con el apoyo de miles de ciudadanos mexicanos, decidieron adoptar una línea discursiva y una narrativa con pensamiento crítico, dando forma a un gran movimiento por el país y en contra el neoliberalismo rapaz, antidemocrático y en contra de la naturaleza humana y del planeta.
Con el neoliberalismo se generó desigualmente, no solo en pobreza, la alimentación, la salud, sino de forma interdisciplinaria. Sin duda se trata de un problema económico y cultural que todos los mexicanos debemos solucionar. Garantizando el ingreso salarial cada vez mayor, combatir la desigualdad en la educación, salud y alimentación, separar el poder político del económico, no más negocios de políticos, fortalecer a una prensa especializada, con una sociedad de pensamiento crítico y bien organizada, con políticas públicas eficaces y eficiente, conciliar el trabajo con la familia, libertad sindical. En suma, requerimos una verdadera estrategia nacional de inclusión social. Pero, sobre todo, implica un reto institucional, normativo y sin duda cultural.
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