Responsabilidades de los servidores públicos municipales
Una
dimensión conceptual sobre este tema podría iniciar con el concepto de delito,
en términos generales. Delito es, disponen los teóricos del derecho penal, un
acto u omisión que sancionan las leyes penales. En consecuencia, habría que
señalar que el Poder Legislativo Federal y el de las entidades federativas, han
aprobado una serie de leyes que prevén múltiples delitos y sanciones por
diversos supuestos o actos en contra de la ley que pudieran cometer los
servidores públicos en los tres órdenes de gobierno. En la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, por ejemplo, encontramos todo un
Título IV, dedicado a las Responsabilidades de los Servidores Públicos. Las
cuales podemos definir como:
Responsabilidad
Política (Juicio Político).
Responsabilidad
Administrativa.
Responsabilidad
Penal (Declaración de Procedencia).
Responsabilidad
Civil.
Además,
Revocación de Mandato y Extinción de Dominio.
A lo
anterior, debemos agregar el Sistema Anticorrupción, en el cual, se han
establecido normas jurídicas que buscan, combatir actos deshonestos, sin moral
y con nula racionalidad.
Sobre
el mismo tema, habrá que decir que en los códigos penales, antes en todas las
entidades federativas y federal, hoy Código Penal Federal y Código Nacional de
Procedimientos Penales, se establece un catálogo de delitos que posiblemente
cometen los Servidores Públicos, de todos los niveles de gobierno, por ejemplo:
ejercicio ilícito de servicio público, tráfico de influencias, abuso de
autoridad, cohecho, coalición de servidores públicos, peculado, uso indebido de
atribuciones y cohecho a servidores extranjeros entre otros delitos y
responsabilidades.
Desde
luego, el marco jurídico es una construcción que llega al extremo para atender
fenómenos incomprensibles en materia de servidores públicos. No obstante, la
ley como siempre no es suficiente, ya que no se ha logrado combatir la
corrupción y otros fenómenos o delitos que dañan el patrimonio de la sociedad,
impiden su desarrollo y crecimiento deseado. La falta de profesionalización y
la ausencia de principios y valores a la hora de gobernar, son una problemática
real.
Como
ciudadanos pensamos que los servidores públicos, en especial los municipales,
al ser producto de la propia comunidad que gobiernan, estarían investidos de
responsabilidad, honradez y su actuación seria con una autentica moral de
servicio público. Lamentablemente esto no es así, no obstante, la gran cantidad
de normas que deberían inhibir a los malos gobiernos, resulta en la práctica
todo lo contrario, el discurso es una cosa y los hechos resultan
incomprensibles. Las instituciones encargadas de aplicar la ley y vigilar el
cumplimiento eficaz de los servidores públicos, al ser juez y parte, pierden su
naturaleza y su razón de ser. Si bien sobran normas que regulan múltiples actos
u omisiones de los servidores públicos, la cultura jurídica y de legalidad es
cuestionada en extremo. A lo anterior, había que agregarle el desconocimiento
sustantivo y adjetivo de la ley penal y de las leyes administrativas de parte
de la mayoría de los ciudadanos que desconocen las reglas y procedimientos que
les permita exigir a todo servidor público: rendición de cuentas, publicación
obligatoria de los índices de gestión, planes, proyectos y programas de
gobierno, entre otros instrumentos, actos u omisiones llevadas a cabo por los
servidores públicos, en este caso, municipales.
Son
muy pocos los que visualizan un verdadero gobierno municipal reconociendo sus
tres elementos fundamentales, población, territorio y gobierno. Son escasos los
proyectos de gobierno municipal que cuentan con un plan de gobierno que
propicie gobernabilidad, crecimiento y desarrollo, si esto es así, significa
que existe capacidad de gobierno. No obstante, la modernidad y la
posmodernidad, hay un alto porcentaje de municipios en México que no han
alcanzado niveles de eficiencia y eficacia que pongan al municipio dentro del
concepto E-gobierno o gobierno electrónico. Otro elemento fundamental que
detiene el desarrollo y el crecimiento municipal es la presencia de distintas
ideologías dentro del cabildo, que al no ser despojadas en bien de la
colectividad se fragmenta el poder para la solución de problemas comunes.
No obstante, todo el complejo jurídico, no se ha logrado
cumplir con los objetivos por los cuales se han aprobado estas normas. Es claro
que el anterior fenómeno conlleva un reto institucional, normativo, pero sobre
todo cultural; en tanto no iniciemos una educación con valores y principios de
las nuevas generaciones, no tendremos servidores públicos que actúen con una
alta moralidad; en tanto no reglamentemos el derecho a votar y ser votado
seguirán ocupando los cargos de elección popular, cualquier ciudadano; en tanto
los partidos políticos no activen sus programas de formación política y
capacitación en administración pública municipal no tendremos administraciones
exitosas; en tanto no se constituyan escuelas de gobierno que ofrezcan
ciencias, disciplinas, y técnicas de gobierno el problema de la ineficacia,
ausencia de resultados, crecimiento y desarrollo de los municipios seguirá
pendiente. El desconocimiento de la ley y la falta de profesionalización de la
responsabilidad municipal trae como resultado la comisión de los supuestos
previsto en la norma jurídica que se han mencionado con anterioridad.
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