La economía y la desigualdad. Antes y después del Covid-19
La pandemia tendrá sus efectos económicos y servirá para determinar las desigualdades en las distintas sociedades contemporáneas, sin duda, en cada uno de los sistemas económicos del mundo. No solo cambiará el neoliberalismo o la globalización, también las economías cerradas y las economías abiertas, las democracias y las socialdemocracias. Al respecto, vale la pena revisar nuevamente a Thomas Piketty y su pensamiento económico en su libro: “El Capital en el Siglo XXI”, una tesis sobre la desigualdad en el capitalismo, en la cual, explica la dinámica histórica de la desigualdad de la riqueza y de los ingresos.
Carlos Marx, explicaba que los trabajadores son los verdaderos generadores de la riqueza, no los empresarios, lo anterior sucedía bajo el principio de la acumulación de capital privado. En el contexto en el que nos encontramos, la pregunta sería: a quienes debe apoyar el gobierno, ¿a los trabajadores o a los empresarios? Algunos grupos parlamentarios, en el senado de la república, plantean un rescate a los empresarios a través de deuda pública, como tradicionalmente se ha hecho con otros gobiernos y para fines similares.
Al respecto cabe mencionar nuevamente el pensamiento de Piketty en su texto titulado “Capital e Ideología” 2020. “Todas las sociedades tienen necesidad de justificar sus desigualdades, sin razón de ser, el edificio político y social en su totalidad amenazaría con derrumbarse”. Por ello señala Piketty, “en cada época se genera un conjunto de discursos e ideologías que tratan de legitimar la desigualdad tal como existe”. Lo anterior, empalma perfectamente y sirve como una lupa para visualizar los efectos no solo de la pandemia en la economía de nuestro país, sino también como pretexto, se argumenta por las ideologías de derecha, que lo mejor es un rescate a los empresarios, sin mayor creatividad que permita un conjunto de soluciones.
Piketty insiste: En las sociedades contemporáneas, el relato dominante es empresarial, señalando que: la desigualdad moderna es justa, puesto que se deriva de un proceso libremente elegido en el que todos tenemos las mismas posibilidades de acceder al mercado y a la propiedad. Todos obtenemos un beneficio espontáneo de la acumulación de riqueza de los más ricos, que son también los más emprendedores, los que más lo merecen y los más útiles”.
De lo anterior sin duda explica claramente las circunstancias, el modelo y sobre todo el relato dominante en defensa extrema de los intereses del empresario.
No solo necesitamos, como dice Piketty, un relato dominante alternativo, sino también un nuevo modelo o sistema económico que enfrente y resuelva las desigualdades. Algunos países han adoptado modelos de Socialismo Participativo aparentemente exitosos. el caso de Suecia, India y Brasil, por ejemplo.
Es claro que el combate a la desigualdad y la educación permiten el desarrollo económico y el progreso humano. En consecuencia, es urgente repensar las dimensiones políticas para reorientar la ley y las políticas públicas para cerrar las brechas de la desigualdad producto del neoliberalismo y de una falsa democracia.
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