La pluralidad, un reto para gobernar
Es una realidad de nuestro tiempo que, en materia política, cada día tengamos condiciones de incertidumbre, pluralidad y alta competencia. Estas categorías ponen en alerta al gobernante, las características propias y el resultado electoral obligan al mismo, a construir acuerdos, alianzas y estrategias que permitan la gobernabilidad, ya en funciones de gobierno.
Pero,
que significa gobernar, en que consiste la gobernabilidad, cual es el papel del
gobernante. Todos estos elementos fundamentales de gobierno deben tener
claridad no solo para quienes ejercen el gobierno, sino también para todo
ciudadano contemporáneo que esté interesado en estos temas. Recordemos que es
un derecho humano tener buenos gobiernos.
Vallamos
por partes, el problema de la democracia es un tema que se aborda en el
discurso y en la narrativa, pero en los hechos, hay una enorme distancia.
Existen muchos ejemplos que pueden analizarse y ser verdaderos argumentos
sólidos para demostrar la hipótesis que se plantea.
El gobierno
federal y los partidos políticos a través de sus formas, procedimientos y resultados,
al final, así lo demuestran. Elección de candidatos, nombramientos de servidos
públicos, convocatorias públicas, perfiles, experiencia, capacidades, valores,
compromiso con los ciudadanos, están ausentes.
Para
tener una idea de lo que sucede en nuestro país vale la pena releer a Pablo
González Casanova y su libro “La Democracia en México”. En este texto, señala
que la constitución de México y de los países latinoamericanos se inspiran en
la Revolución Francesa y los Constituyentes de Filadelfia. Las ideas de
Rousseau sobre la soberanía popular, las ideas de Montesquieu sobre la división
y equilibro de poderes, son el fundamento teórico-jurídico de nuestra
constitución política.
En la
realidad, el grupo en el poder y sus decisiones políticas unilaterales van por
caminos distintos de los modelos constitucionales y de democracia de los siglos
XVIII y principios del XIX. En consecuencia, una idea política de corte
constitucional y democrática es una cosa, y otra, son las decisiones
centralistas y de control que distan de una autentica práctica democrática.
El
problema entonces sigue siendo la democracia. Como lo señalara Max Weber “La
catedra no es para los demagogos ni para los profetas”. Esta frase distingue
claramente que una cosa es la filosofía que construye principios, reglas y
ciencia, mismos que servirán para una práctica democrática, por lo tanto, si la
política es una ciencia entonces daremos por hecho que quienes se dedican a la
política lo harán con métodos, técnicas y principios, que tendrán
implícitamente elementos y prácticas democráticas a la hora de hacer política.
Norberto
Bobbio, en su texto “El Futuro de la Democracia”, aporta una definición mínima
de lo que es la democracia, democracia dice: es toda aquella forma de gobierno
que se contrapone a la autocracia. Es un conjunto de reglas, primarias o
fundamentales que establecen quienes están autorizados para tomar las
decisiones colectivas y bajo qué procedimientos. El punto central es que, quien
toma una decisión colectiva, puede ser aceptada como una decisión colectiva.
Sin
duda, gobernar es un arte, es decir una ciencia. Se trata de conducir a la
sociedad hacia un mejor puerto, consiste, en palabras de David Konzevik, en
reducir la brecha entre las expectativas que tiene la ciudadanía y las
realidades mundanas. El mejor ejemplo para esta definición es la situación que
prevalece en nuestro país, un gobierno que solo atiende a un sector de la
población.
Independientemente
de los resultados electorales y de la pluralidad en el caso de ayuntamientos en
Tlaxcala, debemos valorar la enorme participación ciudadana mediante su voto,
pero al mismo tiempo, el reto de quienes tomarán decisiones colectivas en favor
de la colectividad y con un toque de pluralidad.
Para resolver
esta problemática metodológica, de operación política y de eficacia
gubernamental, existen instrumentos de gobierno que podrían ayudar a la
gobernabilidad en condiciones de competencia, incertidumbre y alta pluralidad.
Se trata entonces, de que el gobierno en sus distintos niveles, este consiente
del manejo de tres elementos fundamentales: Capacidad de Gobierno, Proyecto de
Gobierno y Gobernabilidad del Sistema.
Carlos
Matus precisa estas ideas, la capacidad de gobierno es la capacidad de
dirección o conducción, para ello se requiere un acervo de técnicas, métodos, destrezas,
habilidades y experiencia del actor político y de su equipo de gobierno, para
conducir el proceso social hacia los objetivos planteados. El proyecto de
gobierno implica el contenido propositivo de los planes, proyectos, programas,
estrategias y acciones de gobierno para alcanzar los objetivos. En cuento a la
gobernabilidad del sistema, se refiere a la relación entre las variables que
controla y las que no controla. La gobernabilidad del sistema consiste en
aceptar y distinguir que cada actor social, político o económico controla una
porción distinta de las variables del sistema.
Lamentamos
mucho que Tlaxcala no cuenta con una Ley de Planeación, una Comisión en el Congreso
del Estado que evalúe y de seguimiento al Plan Estatal de Desarrollo, a los Planes
de Desarrollo Municipal, ausencia de un Reglamento de la Ley de Planeación,
falta de sanciones por incumplimiento a los planes, programas y proyectos de
gobierno, en sus distintos niveles. Es decir, no solo hay ausencia del marco
jurídico en estos temas, sino también, desconocimiento y falta de iniciativa de
las autoridades electas estatales y municipales para subsanar este grave
problema, que no solo tiene implicaciones jurídicas sino también de crecimiento
y desarrollo.
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