¿Para quién se gobierna?
El objetivo fundamental de la Revolución
Francesa, fue acabar con el absolutismo, se le quitó la soberanía al Rey y se
la dieron al pueblo, a cuál pueblo, a todos los integrantes del pueblo francés.
Ese paradigma del Estado Soy Yo, sin duda cambio por un nuevo paradigma, la
democracia.
Hoy, la pregunta es ¿quién es el pueblo?, ¿para
quien se gobierna?, ¿dónde está la democracia?, el pueblo no son los 30
millones de votos en 2018, ni los más de 12 millones de votos en 2021.
Otra vez la pregunta, ¿quién es el pueblo?, el
pueblo somos los más de 128 millones de mexicanos, no solo el grupo de
seguidores del gobierno y del partido en el poder. Se omite el diseño y los
elementos básicos del estado mexicano, población, territorio y gobierno y se
ignora por completo el diseño federalista como forma de gobierno al tratar de
centralizar múltiples funciones.
Gobernar significa llevar a mejor puerto, a la
sociedad que se gobierna, sin división y sin enfrentamiento entre ellos. Hemos
sido testigos de cómo en México, el populismo ha transformado a nuestra
democracia, mucha o poca, se había avanzado en ella. La democracia como derecho
humano, estaba en condiciones de progresividad, no obstante, el nuevo tipo de
gobierno representativo, lo inhibe y lo desprecia, lo ataca, lo destruye,
desprestigiando las instituciones y los avances en su consolidación y
evolución.
Lo natural, lo obvio, lo deseable, es que un
Estado Democrático se transforme en una espiral ascendente y no hacer todo lo
posible para destruir lo avanzado en temas de gobierno y de democracia
representativa, en la que observamos una sola voluntad, una sola visión, un
individuo que concentra el poder y el dinero público, tomando decisiones
colectivas sin contrapeso y sin los equilibrios necesarios.
La forma de gobierno que experimentamos
actualmente, busca una especie de modelo de representación que prescinda del
modelo de democracia constitucional compuesta por un sistema de partidos
políticos y candidaturas independientes, teniendo como principio fundamental la
libertad de elegir, esto no le interesa.
En el modelo que nos ocupa, vemos como no hay
libertad, para elegir, para participar en la toma de decisiones políticas,
generar o propiciar políticas públicas. Se cambia la hegemonía de la población
por una población cada vez más heterogénea, enfrentada por quien gobierna
actualmente, como estrategia para el funcionamiento del modelo que se propone
establecer, el populismo faccioso. El objetivo es prescindir y borrar el
pluralismo y los consensos.
Dos cosas más, en esta forma de gobierno que
vivimos, hay una víctima, que es el gobierno, a cargo de los neoliberales y
malos ciudadanos corruptos; una sola persona que gobierna se asume dueña del
pueblo. Lo cierto es que no podemos tener democracia sin libertad de expresión
y sin libertad de asociación. En consecuencia, la mayoría en los congresos SE
aplasta las pocas posibilidades de reivindicar a la democracia constitucional
que se había construido. Es cierto, hubo gobiernos malos, diríamos personas de
nombre y apellido sin valores y principios, no obstante, en el tema de
democracia constitucional avanzamos en libertades de expresión y de asociación.
A lo anterior,
habría que distinguir entre las dimensiones conceptuales de los que debemos
comprender por el “mandato del pueblo” y el concepto de la “mayoría del
pueblo”, la pluralidad, con propósitos democráticos y no demagógicos. No se
trata de una percepción semántica solamente, va más allá. Para el discurso
político sofista, es bien aceptado, aun cuando el concepto pueblo, es demasiado
genérico, ambiguo e indeterminado, cual pueblo.
La indeterminación es buena para el modelo de
gobierno que tenemos actualmente, asume y dice reencarnar las verdaderas
demandas del pueblo creyendo que son las mayorías y por lo tanto la soberanía
en su conjunto le demanda su representación.
En tanto, la dimensión conceptual de, la mayoría
o la pluralidad, significa que diversos sectores, actores, factores, en
concreto expresan su libertad de decisión y de expresión, sin demagogia, con
anhelos democráticos de mayor alcance. El discurso y la narrativa son
fundamentales en temas de gobierno, nos permite entender que modelo de gobierno
se pretende establecer. Los cambios de elementos fundamentales tienen demasiado
fondo. Pasamos de un sistema de partidos, en donde experimentamos pluralidad,
incertidumbre, alta competencia y una democracia constitucional, a un modelo
unidireccional, en el cual el pueblo es el elemento discusivo central para los
fines del modelo populista que se pretende instaurar en México.
Comentarios