Crisis de sistemas
En la mayoría de los países latinoamericanos se han establecido en sus constituciones políticas una serie de sistemas que le dan vida a los Estados-Nación, permitiendo una aparente sistematización de actividades gubernamentales coordinadas por instituciones u organizaciones en función de las supuestas necesidades de los pueblos. Así, por ejemplo, encontramos sistemas de salud, sistemas políticos, sistemas electorales, sistemas educativos en algunos sistemas de partidos, en otros sistemas democráticos, sistemas jurídicos, sistemas laborales o del trabajo, entre otros muchos sistemas construidos por el hombre y reconocidos por sus constituciones.
En los últimos años, algunos gobiernos latinoamericanos han violentado, transgredido, vulnerado y en algunas ocasiones destruido verdaderos y auténticos sistemas que son parte fundamental de la interacción entre el pueblo, la dependencia o institución y su valor en el proceso de desarrollo y crecimiento de sus pueblos, cuidando siempre las condiciones del entorno en que se vive. Nos referimos concretamente a sistemas políticos y democráticos en centro y Sudamérica en los que se destacan Brasil, Chile, Venezuela, Perú, Bolivia, Colombia, Guatemala y México, entre otros.
Los estilos de gobierno en estos países han deteriorado sistemas fundamentales para la vida económica, política, democrática y social de estos países. Sus reformas constitucionales de leyes secundarias o creación de nuevas leyes han socavado los cimientos de estos sistemas que, lejos de fortalecerse, reformarse, innovarse para un mejor desempeño en la interacción de conformidad con el entorno, la eficacia de la institución u organización y para un mejor crecimiento y desarrollo de sus países, han caído en una auténtica parálisis paradigmática.
El desconocimiento de una Teoría de Sistemas, de una Teoría de la Justicia Social y de una Teoría del Juego Social conlleva al fracaso de cualquier decisión política, acción gubernamental o política pública de los gobiernos en cuestión. Las sociedades democráticas aun con sus excesos del pasado, se vieron a la tarea de establecer sistemas encabezados y coordinados por instituciones que lograron una madurez institucional, propiciando la atención a los grandes problemas de sus poblaciones, a saber, salud, vivienda, estancias, apoyos al campo, a la mediana empresa y a la regulación del mercado, entre otras más.
¿Porque entonces el fracaso de algunos gobiernos populistas latinoamericanos?, fundamentalmente tuvieron un gran apoyo electoral en el que participaron distintas clases sociales, pero el desencanto ha ido en aumento con el no reconocimiento de esas clases sociales, con el enfrentamiento entre ellas, con un discurso de división y de odio, inhibiendo la creatividad, la innovación y las aspiraciones legítimas para crecer en lo personal desde elementos espirituales y materiales.
Las teorías, las metodologías, las ciencias y técnicas y la tecno política, son herramientas de gobierno que siguen siendo despreciadas por los grupos en el poder o gobiernos en funciones. La brecha entre políticos, técnicos y burocracia no ha logrado una sistematización que permita buenos gobiernos al cual tenemos derecho todos los seres humanos. El paradigma de que quien ostenta el poder lo sabe todo y no necesita asesoría o asistencia técnica sigue prevaleciendo en muchos políticos latinoamericanos.
Destruir sistemas o instituciones sin considerar la interacción, el entorno y en función de las necesidades de la población para que el estado cumpla con su razón de ser, significan dos cosas, una se destruye con intención para establecer una anarquía y una división entre ciudadanos, que favorezca al grupo en el poder para su permanencia, o bien, se destruyen instituciones y por ende sistemas que venían facilitando y construyendo día a día acciones democráticas por desconocimiento de las ciencias y técnicas para tener buenos gobiernos como un derecho humano.
Desde luego, mientras que el ciudadano contemporáneo habitante de esos países no accione los mecanismos de exigibilidad para que los gobernantes se conduzcan y actúen dentro de lo que les marca la ley y respondan por sus actos, ellos seguirán abusando del poder que se les ha otorgado por un periodo determinado.
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