Mario Delgado, el pequeño
No pudo legitimar o, al menos, justificar la imposición de Félix Salgado Macedonio como candidato en Guerrero, tampoco puede resolver el rompecabezas de mil piezas en que se convirtió la disputa por la candidatura de Morena a la alcaldía de Puebla capital.
El partido le quedó enorme, muy grande a Mario Delgado, el pequeño sedicente “dirigente nacional” del partido más importante en el país: Morena, que cuando inició este 2021 tenía todas las expectativas para retener la Angelópolis, los demás municipios más poblados del estado y la mayoría en el Congreso local, pero cuya falta de liderazgo e incapacidad de conciliar a los diversos grupos morenistas le dan vida a la alianza PRI-PAN-PRD.
Así, mientras la coalición encabezada en Puebla por el blanquiazul ya tiene contendientes a 163 presidencias municipales, diputaciones federales y locales, los morenistas no han logrado –siquiera- definir quiénes estarán en la supuesta encuesta que definirá a su representante en Puebla capital: https://desdepuebla.com/2021/
Eduardo Rivera Pérez, Jesús Zaldívar, Genoveva Huerta y Eduardo Alcántara siguen sin quererse y, seguramente, no irán a cenar churros con chocolate para planear la estrategia de campaña, pero Marko Cortés los obligó a alcanzar acuerdos básicos que destrabaron la disputa interna panista: https://desdepuebla.com/2021/
Mario Delgado ni siquiera eso pudo hacer. Y lo único que consigue es posponer un día y otro también la definición de las candidaturas morenistas, pese a que sus adversarios llevan varias semanas en campaña, con procesos de conciliación interna y planeación de estrategias: https://desdepuebla.com/2021/
FRACASAN LAS MESAS DE CONCILIACIÓN MORENISTA
En Puebla, a principios de este mes, los grupos de Claudia Rivera Vivanco y Gabriel Biestro Medinilla formaron una mesa de conciliación para tratar de llegar a algún acuerdo, pero no sirven de nada, debido a que a nivel nacional Morena carece de un árbitro, de alguien con liderazgo e injerencia reales que obligue a las corrientes a alcanzar convenios y acatarlos.
Solamente el propio Andrés Manuel López Obrador o alguien en su nombre y avalado por él podría forzar a los grupos de Claudia Rivera y Gabriel Biestro a conciliar. Pero Mario Delgado ha quedado más que rebasado no solamente en Puebla, también en Guerrero, San Luis Potosí y muchos estados más: https://desdepuebla.com/2021/
Entre las filas morenistas poblanas, el debate está entrampado en que Gabriel Biestro no quiere encuesta o pide que Claudia Rivera no participe en ella, en tanto que los allegados a la edila fincan su optimismo en sus apoyos nacionales y en la propia convocatoria. Lo que queda claro es que Mario Delgado no ha podido con el paquete: https://desdepuebla.com/2021/
Pese a las reuniones diarias o frecuentes, a la presencia de los dos grupos interesados y la convocatoria de Édgar Garmendia, Carlos Evangelista y demás, los contendientes a la presidencia municipal de Puebla están cada vez más lejos de un acuerdo mínimo que destrabe la explosiva contienda interna: https://desdepuebla.com/2021/
MORENA NECESITA UN AMLO
Una de las primeras ocasiones en que entrevisté a Andrés Manuel López Obrador ocurrió en 1996, cuando aspiraba a la dirigencia nacional del PRD y tenía planeado un mitin en Zacatlán. Ambos llegamos antes de la hora del evento a ese hermoso municipio de la Sierra Norte y pude platicar con él en corto.
Él estaba comiendo unas cáscaras de fruta que, seguramente, estaban deliciosas, porque no nos convidó a mí ni al compañero fotógrafo de Síntesis que me acompañó. Le pregunté por qué quería ser dirigente nacional de un partido tan dividido y anárquico como el PRD.
Admitió que estaba consciente que, de triunfar, se sacaría la rifa del tigre y agregó:
-El PRD tiene a la mejor militancia del país, una militancia capaz de estar en un evento pese a la lluvia o al retraso de horas. Pero también tiene a los peores dirigentes, nosotros tenemos que meter orden, hacer un partido-movimiento, que abandere las causas de la gente, respondió el actual presidente de México.
López Obrador ganó la elección intestina con suma facilidad y, como lo había advertido, metió orden entre las tribus perredistas de Puebla, porque forzó a los grupos de Adolfo González Zamora, Eduardo Fuentes de la Fuente, Jorge Méndez Spínola, Norberto Amaya Aquino y demás a firmar un acuerdo de unidad, que –por cierto- se concretó en Zacatlán.
Así, AMLO le dio un mínimo de institucionalidad al PRD en Puebla y, en la elección federal intermedia de 1997, dicho partido aumentó notablemente su votación local y nacional, mandó al PAN al tercer lugar en el país y contribuyó a que –por primera vez en la historia- el PRI perdiera la mayoría calificada en la cámara de Diputados.
Pero hoy Morena no tiene un AMLO como dirigente nacional y apenas le alcanza para un Mario Delgado.
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