La notoria y muy adelantada ambición política de doña Guadalupe Grajales
A raíz que la ex secretaria general, María del Socorro Guadalupe Alicia de la Inmaculada Concepción Grajales y Porras perdió contundentemente las elecciones a la rectoría de la BUAP, donde solo obtuvo 5 votos sectoriales de un total de 218, la ex candidata entró en un impasse y frustración que la han llevado a convertirse en un peligro y dolor de muelas, ya que cree que todas las derrotas que ha tenido a lo largo de su vida universitaria le permiten convertirse en "paladín de la democracia", sin tomar en cuenta el explosivo contexto que rodea a las Instituciones de Educación Superior (IES) en el estado y el país.
Es claro que el papel de doña Guadalupe Grajales como universitaria deja mucho qué desear, quizás por inexperiencia y, también, por sus desatadas y extemporáneas ambiciones personales, puesto que –antes de que el exrector Alfonso Esparza Ortiz la nombrara secretaria general- estaba totalmente ajena a la política y agenda universitaria.
Lamentablemente, el papel que desempeñó como secretaria general fue el más gris en la historia reciente de la universidad, porque nunca supo entender la importancia de este cargo, su ignorancia política la llevó a cometer una serie de tropelías que complicaron y pusieron en riesgo la estabilidad de la BUAP, nunca supo entender qué eran los estudiantes, los académicos, los trabajadores administrativos y, sobretodo, qué significaba el cargo que ejerció, afortunadamente por poco tiempo
Al parecer, desde que asumió el cargo ya se sentía “rectora” solo por sus relaciones nacionales. Se olvidó de que era secretaria general y comenzó a promoverse como aspirante, pese a violentar la ley de la propia BUAP y las normas electorales, que señalan claramente que no se vale ser juez y parte.
CAMPAÑA MÁS QUE ANTICIPADA Y SIN SENTIDO
Esto lo vieron mal los mismos universitarios, al ver cómo usaba su cargo y recursos de la universidad para promoverse, además de que nunca entendió las necesidades y esencia de la BUAP, solo era hablar por hablar. Se regodeaba al citar términos como autonomía y democracia, palabras que nunca supo explicar.
6 meses después de perder la secretaría general y la contienda por la rectoría, doña Guadalupe Grajales y Porras, con su aliado, el historiador Marco Velázquez, implementaron vía Facebook un espacio llamado “La Nocturna con Lupita Grajales”, en el que se asume como la más preparada, democrática, autónoma y crítica…para sus 4 o 5 seguidores.
El problema es que utiliza el espacio para autopromoverse políticamente y atacar a la institución. Así lo hizo cuando la administración central de la BUAP tomó la decisión de retrasar las clases presenciales ante el evidente y notorio incremento de casos Covid con Ómicron y, aunque los alumnos no la conocen e ignoraron sus arengas, es claro que la exfuncionaria está en una campaña electoral anticipada y sin sentido.
Y lo mismo critica sin argumentos a las autoridades universitarias que opina de coyunturas ajenas y explosivas, como la situación en la UDLAP, ya que Guadalupe Grajales y Porras ha tratado de involucrarse en dicha problemática, pese a que –claramente –carece del conocimiento, facultades y la calidad moral y política para hacerlo.
Lo peor del caso es que doña Guadalupe ahora se ha puesto la camiseta del Suntuap y, al parecer, intenta usarla como plataforma electoral para sus fines personales y a pesar de que faltan años para que haya sucesión rectoral en la BUAP.
EL INTENTO DE USAR AL SUNTUAP COMO PLATAFORMA ELECTORERA
Antes de la desafortunada muerte del secretario general del Suntuap, Guillermo López Mayo, en diciembre del año pasado el Centro de Conciliación y Registro Laboral - organismo que suple a las Juntas Locales de Conciliación y Arbitraje en el país- le dio la toma de nota y el fallecido exrepresentante sindical ya estaba empezando a tener acercamientos con las autoridades universitarias antes de su deceso.
Sin respeto ni escrúpulos, Guadalupe Grajales empezó a ver al SUNTUAP como un espacio que podría ocupar, para ostentarse como la verdadera lideresa, la nueva “luchadora”, pero sus intenciones son más que claras, porque aprovecha sus espacios en los medios y zoom para decirles que Guillermo López Mayo antes de morir le habló por teléfono para invitarla a participar en la organización.
Eso dice doña Lupita quizás porque López Mayo ya no podrá desmentirla o confirmarla, pero su ambición la lleva a tratar de meterse a un organismo en que no ha pertenecido ni cotizado. De hecho, cuando ella fue candidata a rectora se convirtió en la manzana de la discordia entre Carlos Cano, uno de los eternos militantes del SUNTUAP y Guillermo López Mayo, ya que se dividió el sindicato en dos corrientes: La encabezada por López Mayo con 67 militantes y la de Carlos Cano con 13, quienes se llamaron Corriente Democrática del Suntuap.
Sin cotizar en el Suntuap, hoy se quiere apoderar del organismo y convertirse en la afiliada número 79 de la organización, como lo demuestra el hecho de que mañosamente invitó al secretario de Organización, Juan Francisco Estrada, presuntamente para escucharlo, aunque la verdadera intención es suplirlo con su seguidor Carlos Cano, para en corto tiempo buscar que Guadalupe Grajales y Porras sea la secretaria general del sindicato.
SUNTUAP Y TERRENO VAQUERÍAS, MÁS DUDAS QUE CERTEZAS
Además de alentar una sucesión rectoral inexistente, imaginaria, solo presente en su propia imaginación y ambición política, doña Guadalupe Porras luce desesperada, porque hoy el Suntuap está literalmente en la tumba, a pesar de que tiene una toma de nota, pero apenas cuenta con 78 afiliados, cuando en la universidad hay más de 10 mil trabajadores; es decir, no cuenta con la titularidad del Contrato Colectivo de Trabajo, que pertenece a la Aspabuap y Sitbuap que agrupan a más de 4 mil y 2 mil miembros de la comunidad universitaria, respectivamente
Además, el Suntuap tiene mucho qué decir sobre el repentino interés de doña Lupita en la organización, ya que el terreno de 21 hectáreas de Vaquerías está en problemas legales, además del mal uso que se le dio cuando se suponía que el predio era de los universitarios.
Según el censo de la pasada dirigencia de la organización, había 150 familias viviendo en este espacio, pero habrá que preguntar si son trabajadores de la BUAP o particulares a los que se les vendieron los terrenos, ya que Vaquerías se está convirtiendo en fruto muy jugoso, tiene valor comercial de 400 millones de pesos.
Así que nadie en su sano juicio puede descartar que ése sea el interés de Guadalupe Grajales por llegar al SUNTUAP.
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