Ismael Ríos, Pepe Aspiazu, Alberto Amador Leal y el mortal e interminable año 2020
En recuerdo de quienes se fueron…muchos sin poder despedirse
La muerte forma parte natural de la vida en un ciclo interminable e histórico, que los mexicanos solemos asumir con jocosidad y hasta alegría en ocasiones, como se demuestra cada 1 y 2 de noviembre, cuando festejamos a los Fieles Difuntos y los tomamos como pretexto para hacer un puente laboral.
Pero hay defunciones que calan, pegan, duelen no solamente cuando se trata de seres queridos, sino también de personas a las que uno valora, aprecia o le tocó compartir un espacio –tiempo con ellas. Y aunque de manera racional sabemos que fenómenos como una pandemia o la crisis de violencia que afecta al país convierten la misma vida en un volado en el que cualquier día se puede perder, el instinto de sobrevivencia lleva a esperar que uno y sus seres queridos saldrán indemnes.
Pero era imposible que este interminable y mortal 2020 dejara incólume a alguien. Y no soy la excepción, ya que ha sido un año que no únicamente me dejó golpeado, sino que también dañó y/o se llevó a gente que quiero. Me tocó coincidir de manera personal y profesional con Ismael Ríos Delgadillo muy poco tiempo, porque nuestras vidas laborales corrieron paralelas durante muchos años.
Sin duda, el hecho de que, en su momento, Ismael formara parte del staff de comunicadores de Mario Marín Torres, el “Góber Precioso”, generó en mí un prejuicio…del que me arrepentí en cuanto tuve la oportunidad de charlar con él personalmente.
Y AUNQUE NADIE LO CREA…SÍ HAY PRIÍSTAS DECENTES
Lo traté en el 2016 y encontré a un amigo inteligente, culto, amable, consiente, generoso, buen conversador y tolerante, pese a su priísmo recalcitrante que –antes de conocerle- me llevó a tener reservas respecto a él. Pero en cuanto le conocí y compartimos varios desayunos, ratifiqué que Ismael Ríos era una persona a la que uno quería cerca y, por lo tanto, su fallecimiento me sorprendió y dolió, no solo por su muerte, sino por no haber logrado charlar más ocasiones con él.
Otro priísta decente era, sin duda, Alberto Amador Leal, ex diputado federal y local y ex titular de Sedesol en el sexenio de Melquiades Morales Flores. Alberto no era, ni por mucho, un luchador social, porque –de haberlo sido – no habría militado en el PRI y mucho menos habría obtenido los puestos públicos y de elección popular que ejerció: https://desdepuebla.com/2020/12/27/fallece-alberto-amador-leal-jefe-de-oficina-del-ejecutivo-por-covid-19/.
Pero sí fue un político inteligente, culto, abierto al diálogo, consciente del entorno que le rodeaba. Solo duró un año como secretario de Desarrollo Social de Melquiades Morales, porque no quiso someterse al entonces todopoderoso titular de la secretaría de Finanzas, Rafael Moreno Valle y tampoco aceptó languidecer en un gobierno timorato, débil, gris, fiel reflejo de quien lo encabezaba.
Por lo mismo, en el 2000, mientras a nivel nacional y estatal el PRI comenzaba a derrumbarse y perdía la presidencia de México y un sinfín de diputaciones federales, Alberto Amador ganó la curul por Huauchinango y se fue de Puebla, para no ser testigo de cómo el grupo político de su amigo, Melquiades Morales, se sometía a las ambiciones de personajes como Mario Marín y Rafael Moreno Valle Rosas, dos de los ex gobernadores recientes con más escándalos y acusaciones de autoritarismo, corrupción y hasta sometimiento ante la delincuencia organizada.
PEPE ASPIAZU, EL HOMBRE RADIO
Con Pepe Aspiazu sí tuve oportunidad de trabajar en Radio Oro y la histórica XECD en varias ocasiones, tanto en el noticiario En Confianza con Fernando Canales como en otros programas de revista. Seco, serio, Pepe era el más formal de todos los operadores de cabina con quienes coincidí, como Luis Ontiveros, Miguel Martínez Parra, Paco Adame, etc.
Al principio era claro que no confiaba en mí, por ende, me dejaba morir solo en algunas emisiones en que la premura y el trabajo diario me impedían preparar la edición del día de “Usted Tiene la Palabra”, un programa que hacíamos los reporteros de la XECD y que representaba la oportunidad ideal de hablar de todo lo que se quisiera.
Pero, con el tiempo, le ganó su corazón radiofónico y comenzó a enseñarme y demostrarme que –como siempre- el más grande aprendizaje no está en las aulas, sino en el trabajo diario: https://desdepuebla.com/2020/12/27/trasciende-a-la-eternidad-de-la-radio-el-legendario-cronista-deportivo-y-locutor-pepe-a.
Pepe Aspiazu era radio. Hicimos varias emisiones en vivo y me llevó a aprender y a valorar no solamente el tiempo radiofónico, sino –sobre todo- al compañero con el que le toca a uno compartir la cabina, porque su conocimiento, charla agradable y profesionalismo hacían que se disfrutara el programa más allá de tema.
Gracias a la vida que me ha permitido tratar a personas como éstas. Que descansen en paz no solamente ellos, sino todos quienes han perecido en este mortífero, difícil, inexplicable e interminable 2020.
Comentarios