Alito Moreno y los 'Chuchos', Ortega y Zambrano, desfondan al PRI y PRD
El descerebrado Vicente Fox Quesada lo intentó, pero fracasó, como ocurrió con todo en su gobierno, con excepción del burdo y escandaloso mega fraude electoral del 2006.
Felipe Calderón ni siquiera trató de desaparecer al PRI, sino que cogobernó con él y, por lo mismo, mandó al PAN al último lugar en las elecciones presidenciales del 2012.
Pero, finalmente, Alito Moreno y los “Chuchos”, Ortega y Zambrano, lograron lo que parecía imposible al exterminar a sus respectivos partidos, PRI y PRD, que padecen verdaderas sangrías, con inagotables fugas y traiciones de gobernadores, dirigentes, que están por acabar con los dos partidos más fuertes surgidos –supuestamente- de la revolución mexicana.
El gobierno federal de Andrés Manuel López Obrador no acabó con la corrupción, tampoco con la pobreza, inseguridad, violencia ni delincuencia organizada, pero sí tiende a dejar un legado importante con el desmantelamiento del priato que gobernó al país –a veces bien y casi siempre mal - durante más de 70 años y del sol azteca, que –en algún momento – fue el partido de mayor crecimiento en América latina.
ORIGEN ES DESTINO: LAS TRAICIONES E INTERESES PERSONALES QUE DEVASTAN AL PRI-PRD
Alito Moreno, Jesús Zambrano y Ortega están por pasar a la historia
política de México como los enterradores de sus respectivos partidos, no
solamente por la permanente tendencia amlista de ofrecer altos cargos
públicos a desprestigiados militantes de partidos
diferentes a Morena, sino –principalmente- porque, en lo general, las
cúpulas priísta, perredista y panista tienden a las traiciones y a
privilegiar intereses personales:
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El caso más reciente fue el del “perredista” gobernador saliente de
Quintana Roo, Joaquín González, ex priísta que obtuvo la gubernatura
gracias a una alianza PAN-PRD y que, según el propio AMLO, será su
próximo embajador en Canadá en cuanto se le acabé la
beca en la administración quintanarroense:
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Pero son varios los casos de priístas consentidos, quizás retribuidos
por el presidente de México después de entregarle a Morena las
gubernaturas de sus estados, como Quirino Ordaz (Sinaloa), Claudia
Pavlovich (Sonora) y el multimencionado Carlos Aysa, a quien
el propio Alito Moreno impuso en la gubernatura de Campeche antes de
acusarlo de “traición”:
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¿Acaso en las filas morenistas no existen cuadros capacitados para la función diplomática, que verdaderamente compartan las posturas de la 4T y le sean leales?. Es claro que el apego lopezobradorista a ceder nombramientos a priístas, panistas y perredistas NO fortalece su gobierno, tampoco a Morena, pero sí sirve para terminar de descuadrar al PRI-PRD.
ALITO MORENO Y LOS CHUCHOS, SIN CALIDAD MORAL PARA RECRIMINAR DESLEALTADES O TRAICIONES
Proclive a las bravatas cantineras de los años 40s y 50s, el todavía
dirigente nacional del PRI, Alito Moreno acostumbraba señalar con dedo
flamígero a los ex gobernadores que asumían embajadas y/o consulados en
el gobierno lopezobradorista y se victimizaba
como supuesto perseguido político cada vez que quedaba exhibido por sus
usos y abusos del poder:
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Pero no más, luego de enterrar la alianza Va por México presumiblemente
para evitar su desafuero y un posible juicio penal en su contra,
Alejandro Moreno demostró que origen es destino y que solo era cuestión
de tiempo para que aflorara su gen priísta de privilegiar
prebendas personales, impunidad y el uso faccioso del poder:
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Es claro que los “Chuchos”, Zambrano y Ortega, tampoco tienen calidad
moral, política o personal para detener la sangría de militantes
perredistas, no solamente porque dejaron al partido al borde de la
extinción, también se han eternizado en su dirigencia y
le convirtieron en un apéndice del PAN:
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A poco más de dos años de que concluya –al menos formalmente – su
administración, todo apunta a que el legado de AMLO no será terminar con
la corrupción, inequidad, desigualdad, delincuencia organizada,
violencia, inseguridad, pobreza y tampoco dejará un sistema
de salud como el de Dinamarca. Pero sí heredará un país sin el PRI y
PRD…con todas las implicaciones positivas y negativas que ello pueda
generar.
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