Temor, rechazo social y daño económico, causas del Covid19
Pese a todo, ha sido discreta en lo referente a la confirmación de su contagio ante el temor a las reacciones de algunos vecinos y/o gente externa, además de que su pecunio sufrió una merma sensible por las pruebas de detección y medicinas adquiridas. Pero lo peor, reconoce Marni, es el temor, el miedo, ya que no sabe en qué momento podrían agravarse sus síntomas o los de su hija.
Entrevistada por https://desdepuebla.com/, Marni es una de las pocas personas contagiadas dispuestas a hablar del padecimiento. Aunque nadie se enferma por gusto, lo cierto es que mucha gente enferma de Coronavirus lo mantuvo en absoluto secreto ante la posibilidad de que vecinos, amigos o familiares les rechazaran, despidieran o, incluso, atacaran físicamente.
Con más de 100 mil fallecidos en México por Covid19, la pandemia ya causó en nuestro país más muertes que las 70 mil provocadas por la bomba atómica tirada en Hiroshima el 6 de agosto de 1945 y las 40 mil registradas en Nagasaki por la explosión nuclear 3 días después, ambas durante la 2da Guerra Mundial: https://desdepuebla.com/2020/
“YO NO CREÍA EN EL COVID19”
Marni precisó que, antes de que confirmara que padece Covid19, ella misma “no creía en la enfermedad, pensaba que las cifras de 100 mil muertos y más estaban infladas, suponía que no se podían morir tantas personas”. Pero, después del martes 17 de noviembre, “ahora sí creo, sí es cierto”.
Sus síntomas empezaron el martes 10 como los de una gripa y, al igual que muchas personas, fue a una farmacia, donde le recomendaron que no se sugestionara, que no creyera que había contraído el Coronavirus y se atendiera como un catarro normal. Le dieron medicinas…que obviamente no le sirvieron de nada.
El jueves 12 y viernes 13 notó que ya no olía y tampoco le sabía a nada la comida. En ese punto, asumió que era muy probable que tuviera Covid19 y recurrió a un médico que –para fortuna de ella y su hija – sí supo cómo atenderlas, debido a que el mismo doctor David Monterrosas ya superó la enfermedad y, también, se mantiene enterado del desarrollo de la crisis sanitaria: https://desdepuebla.com/2020/
David Monterrosas le dijo que ella y su hija se hicieran la prueba, que –como se ha señalado- el sábado 14 confirmó que ambas contrajeron el padecimiento. Afortunadamente, los síntomas de ambas han sido leves, hasta ahora: Sueño, cansancio, un poco de diarrea y los medicamentos recetados por Monterrosas y tomados –en específico- contra el Covid19 sí les han servido a ambas.
“SIENTO QUE NO PUEDO RESPIRAR”
Marni es joven, hace ejercicio con regularidad y, tal vez por ello, su sintomatología se muestra benigna. Pero confesó que, en ocasiones, sobre todo en las noches, la invade el temor por todo lo que rodea al Coronavirus y su propia mente le pone trampas, ya que ella misma piensa que “no puedo respirar”, aunque no sea cierto.
También está el estigma social de la enfermedad. Sabe que la ignorancia y el temor han llevado a gente a atacar a pacientes y/o médicos que atienden en clínicas Covid19: https://desdepuebla.com/2020/
En consecuencia, mantiene discreción sobre su padecimiento y cuenta con el respaldo de familiares y amigos que lo saben, aunque es posible que uno de ellos la haya contagiado. Marni añadió que uno de sus compañeros de trabajo tuvo los síntomas de Covid19 hace un par de meses, pero no se recluyó ni tuvo problemas graves de salud, debido a que es alguien que se ejercita con regularidad y apenas tiene 30 años de edad.
“Mi compañero de trabajo tuvo los mismos síntomas hace tiempo, pero nada grave. Él se la pasa en reuniones, fiestas y hace algunos días se me ocurrió ir con él al gimnasio, entonces, pienso que es posible que ahí me haya contagiado o que él me lo pasara sin querer, por eso, ya le sugerí que se haga la prueba, aunque no le reclamé nada”.
Finalmente, Marni advirtió que, pese a que ha sido afortunada al padecer una sintomatología leve que –hasta el momento – no ha requerido hospitalización ni nada parecido, el Covid19 también le generó una merma económica, puesto que entre medicinas, consultas y pruebas para ella y su hija lleva gastados alrededor de 10 mil pesos, una cantidad quizás no demasiado escandalosa, pero que nadie tiene destinada a una enfermedad y que a cualquier persona de clase media le duele en el bolsillo.
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