Nacho Mier: Claroscuros en el regreso del PRI con confeti y matraca
Si el coordinador de los diputados federales de Morena, Moisés Ignacio Mier Velazco, quisiera ser gobernador de Michoacán, Morelos, San Luis Potosí o Sinaloa, seguramente tendría la candidatura en la bolsa, pero quiere ser postulado en Puebla y, aquí, le faltan tanto posicionamiento electoral como una buena relación con Luis Miguel Barbosa Huerta.
Y el supuesto presidente nacional de Morena, Mario Delgado, salió del closet el sábado pasado al asumirse como un porrista más de las aspiraciones de Mier Velazco para el 2024. Pero el dirigente morenista dejará el cargo en el 2023, así que, quizás, no pueda manipular o inventar encuestas a favor de su favorito.
Por otro lado, los detractores y/o adversarios políticos del más
poderoso diputado federal de Morena no deberían desdeñar ni su capacidad
de acarreo y, tampoco, su
punch ante la nomenclatura del partido, que demostró al traer a su evento a 4 gobernadores en funciones:
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La contienda interna morenista por la candidatura al gobierno de Puebla
en 2024 tampoco es una carrera de F1 y, por ende, le poco le servirá el
respaldo del padre de
Checo Pérez, el muy admirado corredor mexicano en dicha disciplina fifi, ya que nadie en su sano juicio puede decir que el automovilismo o la Fórmula 1 sean deportes populares:
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CUAUHTÉMOC BLANCO, MARIO DELGADO, EL “ROÑAS” NOROÑA NO VOTAN EN PUEBLA
Al externar su abierto respaldo para que Mier Velazco sea el próximo
candidato morenista a la gubernatura, como hizo el sábado, Mario Delgado
ratificó lo que se dijo en este mismo espacio hace mes y medio, que es
un árbitro vendido y tendencioso al interior
de su partido, tuerce las reglas y estatutos a favor de un grupo
político:
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Pero, insisto, Mario Delgado tendrá que dejar la presidencia del partido
un año antes de la próxima elección a gobernador de Puebla y, a menos
que deje a alguno de sus achichincles, no podrá hacer mucho para
entregarle la postulación a Mier Velazco, que –según
Consulta Mitofsky- aparece muy rezagado de los dos principales
precandidatos a la gubernatura, Eduardo Rivera y Alejandro Armenta:
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Nadie puede negar que el regreso del PRI del confeti y la matraca
del sábado pasado fue una demostración de capacidad de movilización del
grupo del diputado federal y sus apoyadores, que manejaron recursos, al
parecer inagotables, para traer camiones
hasta de otros estados, anunciarse y hasta pactar con medios
informativos nacionales:
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Y nadie en su sano juicio debería menospreciar el impacto que podrían tener las preferencias y adhesiones nacionales de los diversos precandidatos morenistas al gobierno de Puebla en la decisión final del 2024.
¿CUALQUIER CANDIDATO DE MORENA GANA PUEBLA?
Pero, como lo dijo el gobernador Miguel Barbosa Huerta la semana pasada,
la definición del aspirante deberá ser tomada por los poblanos, no por
el secretario de Gobernación federal, la burocracia partidista y
mandatarios de otros estados, aunque sean populares
por su pasado como futbolistas:
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Aunque Morena sea el partido de moda a nivel nacional, las copiosas
derrotas del partido del 2021 en Puebla capital y la zona conurbada
demostraron muy claramente que
no cualquiera gana. Y menos cuando el grupo de Mier Velazco NO es
el mayoritario y carga varias derrotas, como la de hace menos de un
mes, cuando se eligió a los consejeros y delegados del partido:
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Además, acarreos y eventos suntuosos, como el del sábado, pueden no ser del agrado de muchos morenistas –amlistas de cepa, que recuerdan y rechazan las prácticas priístas arraigadas en la cultura política de México: Uso de recursos y programas públicos a favor de un grupo, dispendio financiero, aprovecharse de la pobreza y necesidades de la gente para hacerlos acudir a un mitin´, etc.
Así que el acto preelectoral de Mier Velazco dejó, sin duda, lecciones para todos los sectores morenistas que - desde ya- se disputan las candidaturas del 2024.
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