Cero y van dos...
Les cuento que en menos de dos meses, quedaron descabezados dos poderes públicos de Tlaxcala, con el mismo modus operandi.
Primero cayó el diputado local, Víctor Manuel Báez López, quién fue removido de la presidencia de la Junta Coordinación y Concertación Política del Congreso.
Y ayer se consolidó el golpe de estado que tumbó a Héctor Maldonado Bonilla, de la Presidencia del Tribunal Superior de Justicia del Estado.
En ambos poderes, los titulares fueron removidos por sus propios compañeros, cansados de los múltiples abusos que cometieron en el desempeño de sus cargos.
A Báez López, pese a que es el diputado con mayor experiencia en asuntos legislativos, le ganó la soberbia y al final su propia bancada le dio la espalda.
Lo mismo pasó con Maldonado Bonilla, quien se echó en contra a la mayoría de los magistrados, sintiéndose superior a ellos y abusando de su mando.
Al final de cuentas, los removidos quisieron impugnar los cabildazos de los que fueron objeto, pero se quedaron sin elementos jurídicos para la defensa.
Es la primera vez en la historia política de Tlaxcala, que dos poderes enfrentan una circunstancia similar, aunque todo parece indicar que ello no va a provocar inestabilidad en su funcionamiento.
Esperamos que así sea, por el bien del estado.
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