`Abrazos, no balazos´, no aplica en Tlaxcala
La política de "abrazos, no balazos", que tanto cacarea el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, es letra muerta en el estado de Tlaxcala.
Así quedó en evidencia el pasado sábado, cuando la policía estatal rescató a balazos y con gases lacrimógenos, a un grupo de presuntos ladrones en Zacatelco.
El argumento de que una turba quería linchar a los supuestos delincuentes, no justifica la violenta acción policiaca en contra de los pobladores.
Cuántas veces, elementos de seguridad pública han acudido al rescate de sujetos en manos de pueblos enardecidos por la inseguridad, sin que tengan que hacer uso de armas de fuego.
En el sexenio de José Antonio Álvarez Lima, se instruyó el desarme de la fuerza policial, cuando atendían conflictos sociales, para evitar alguna tragedia.
Eso fue lo que pudo haber ocurrido antier en Zacatelco, donde la incapacidad de las autoridades estatales para afrontar la problemática con el diálogo, las llevó a intimidar a los pobladores.
Situación que pone otra vez, en entredicho, al gobierno de Lorena Cuéllar, debido a que cada conflicto social lo quiere resolver por la vía de la violencia.
Dice López Obrador que la violencia no se combate con más violencia. ¿A cuál de los dos gobiernos de la denominada 4T le creemos?
Apenas tres días antes, durante las movilizaciones del 8M, el gobierno de Tlaxcala fue duramente criticado a nivel nacional por reprimir a los colectivos de mujeres.
Un tanque anti-motines de la policía estatal irrumpió en el zócalo para dispersar, con chorros de agua, a las manifestantes.
Tlaxcala, fue el único estado gobernado por Morena, donde se registraron actos represivos contra mujeres el 8M, el otro fue Nuevo León, de Movimiento Ciudadano.
Después de esa vergüenza nacional, vino lo de Zacatelco, con los disparos de arma de fuego y gases lacrimógenos que empleo la policía estatal para dispersar a la turba.
¿Acaso esa es la política que va a seguir empleando la gobernadora Lorena Cuéllar, ante la incapacidad de sus funcionarios estatales, para hacerlo por la vía del diálogo?
Lo que no advierte el gobierno de la 4T es que los riesgos son demasiado altos, pues basta que el operativo se les salga de las manos para incendiar la pradera.
La impericia del conductor del tanque anti-motines, al querer tumbar a un joven que se montó en el techo del camión blindando, estuvo a punto de provocar una tragedia.
Y los disparos de armas de fuego y el lanzamiento de gases lacrimógenos, contra la sociedad civil, pudieron haber causado un mal mayor.
No deseamos que eso suceda, pero estar siempre jugando con fuego conlleva a que aumenten los riesgos de que alguien salga quemado.
victortamayo5@hotmail.com
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