Por el arco del triunfo
Nos enteramos que en el gobierno de la república tomaron nota del comportamiento de Lorena Cuéllar, quién no olvida su pasado priísta y perredista.
Resulta que la Súper Delegada de Tlaxcala, se quitó la camiseta del gobierno federal y se puso la partidista, para asistir al arranque de campaña de Luis Miguel Barbosa, en Puebla.
Se supone que en la era de la Cuarta Transformación, los funcionarios federales están impedidos de acudir a actos proselitistas, sobre todo en entidades fuera de su competencia.
¿Qué hacía la súper delegada tlaxcalteca en la campaña electoral poblana, esa es la pregunta que se hacen en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador?
Lo anterior prende los focos rojos, pues otros funcionarios, como los coordinadores distritales o municipales pueden caer en la misma tentación de utilizar los cargos públicos para promocionarse con fines personales.
Es cierto que el candidato de Morena al gobierno de Puebla, es amigo de Lorena Cuéllar, pero eso no es razón para que se salte las trancas y desafíe la política del gobierno central.
Nos dicen que la instrucción de no meterse en asuntos electorales ha sido muy clara para la funcionarios federales, aunque ya se vio que muchos se la pasan por el arco del triunfo.
Lo malo es que con esa actitudes, la gente ya empieza a dudar del cambio prometido.
Y con razón, Andrés Manuel López Obrador insiste en cada discurso que no comparen su gestión con otros gobiernos, pues no son lo mismo.
Pero nadie le va a creer al Presente de la República si no pone orden en casa y obliga a sus funcionarios a dejar lado sus afanes protagónicos, como ocurre en Tlaxcala.
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