Queda cada vez más claro que el próximo gobierno de Andrés Manuel López Obrador, va por todo el pastel político del país.

Sobre todo, porque cada vez se hace más evidente que buscarán aniquilar a los adversarios políticos, en el corto plazo.

Y tiene con qué hacerlo, aprovechando la mayoría legislativa de Morena y sus aliados a nivel federal y en muchos estados del país.

La figura de coordinadores estatales no son otra cosa  que reales contrapesos políticos de los gobernadores en funciones, ya que manejarán recursos y programas federales.

Después de manera natural,  al estilo AMLO, quienes ocupen esos cargos se postularán por Morena a las gubernaturas de sus estados.

No sólo eso, los recortes anunciados de mandos de confianza del gobierno federal, también tiene dedicatoria electoral.

Ahí están incrustados miles de funcionarios panistas que no pudieron ser removidos en la era priísta, por formar parte del Servicio Civil de Carrera.

Serán brutalmente despedidos con el argumento del adelgazamiento del estado y la austeridad republicana que se pregona.

Lo que significa que el próximo gobierno federal se pintará completamente de color vino, sin espacios para otros que no comulguen con la causa.

Pero todavía hay más, con la propuesta legislativa que está impulsando Morena para recortar prerrogativas del 50 por ciento a los partidos.

Se trata de una medida que sin dida tendrá total respaldo ciudadano, por el derroche de recursos de las fuerzas políticas.

Pero que sin duda pegará en la sobrevivencia de los partidos políticos, ya de por si castigados presupuestalmente, por la baja votación que obtuvieron el 1 de julio pasado.

Bajo este escenario será difícil que los partidos puedan resurgir de sus cenizas y dar pelea en próximas contiendas electorales.

Lo grave es que quedaron tan disminuidos, que no tienen con qué evitar que sean aniquilados en el Congreso de la Unión y en la mayoría de los estados.

Y lo que falta por venir.

victortamayo5@hotmail.com