Como en los viejos tiempos
Tal parece que en temas electorales, se están reeditando en el país los viejos tiempos de la aplanadora priísta.
Hasta la década de los ochenta, no había forma de derrotar, en las urnas, al invencible partido en el poder. Si no ganaba, arrebataba.
El Partido Revolucionario Institucional tenía la Presidencia de la República, las gubernaturas y la mayoría de las alcaldías.
También, el tricolor dominaba en el Congreso de la Unión, en ambas cámaras, así como en los congresos de los estados.
Hasta permitió la figura de la representación proporcional, para que la pirrica oposición tuviera espacios en los congresos.
Eran tiempos en los que postulara a quien postulara, los candidatos del PRI tenían asegurado el triunfo en las urnas.
El tema viene a colación por el inmejorable posicionamiento que tiene Morena en todo el país.
Lo que significa que si hoy fueran las elecciones, arrasaría en Puebla y Baja California, donde se eligen gobernadores este año.
Y si la tendencia se mantiene, el partido de AMLO se perfila para arrasar en las elecciones intermedias de 2021.
Hasta el momento, Lorena Cuéllar puntea las encuestas sobre intención al voto en ese partido.
Le siguen con notable diferencia los senadores Ana Lilia Rivera Rivera y Joel Molina Ramírez.
Obvio, la súper delegada lleva varias campañas a cuestas, como candidata al gobierno, al senado y a diputada federal.
Mientras que los otros precandidatos apenas entraron a la contienda por la sucesión gubernamental.
Sin embargo, Morena no tendrá problema en definir a su candidato (a) en Tlaxcala, al que postule será competitivo y el rival a vencer en dos años.
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