Gobierno represor
Ya se vio que la política de "abrazos y no balazos" que dictó el presiente Andrés Manuel López Obrador, solo se implementó para garantizar los derechos humanos de los delincuentes.
No así para proteger a la población civil, como quedó demostrado en el estado de Tlaxcala, con la nueva represión de una manifestación en la ciudad capital.
El pasado 8 de Marzo, granaderos estatales dispersaron violentamente, con gases lacrimógenos, a grupos feministas, cuando protestaban frente a Palacio de Gobierno.
No fue un hecho aislado, ayer el gobierno de Lorena Cuéllar volvió a aplicar la misma receta para desalojar a manifestantes que reclamaban apoyos educativos.
El argumento que se utilizó la fuerza pública para liberar una calle y garantizar el libre tránsito vehicular, solo demuestra poca tolerancia y falta de capacidad para el diálogo.
Y también, representa un mal debut para el recién ungido secretario de Seguridad Ciudadana, el general retirado, Raúl García.
Se supone que la llegada de un militar a la SSC iba a traer golpes inmediatos contra la delincuencia, que sigue desatada, como lo demuestran los últimos hechos violentos en el sur.
Ayer, otro mando castrense, Samuel Cadena, fue designado director de la Policía de Investigación de la Procuraduría General de Justicia del Estado.
Eso no es todo. además trascendió que la misma política de incrustar a militares en mandos policiales, se piensa llevar a municipios de Tlaxcala.
Mientras eso sucede aquí, esta semana provocó indignación lo que ocurrió en Nueva Italia, Michoacán, cuando presuntos sicarios del CJNG corretearon a elementos del ejército mexicano.
La irritación se acrecentó más cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador, manifestó que también los delincuentes son seres humanos.
Entonces ¿Cuál es el mensaje de la 4T?
A los delincuentes, las fuerzas del orden tienen la orden de no atacarlos, pero sí a la población civil, como sucede en Tlaxcala.
victortamayo5@hotmail.com
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