Democracia y encuestas

Democracia y encuestas

El presente ensayo no es una postura política, aunque tiene mucho en el fondo, se trata de un análisis serio y profundo sobre el papel de las encuestas respecto de la Democracia. En efecto, hoy al parecer vale más una opinión basada en la simpatía, en lugar de la voluntad ciudadana a partir de las virtudes personales, profesionales, de capacidad política o de proyecto de gobierno del posible candidato.

 

Como se puede observar, la autoridad electoral, administrativa y jurisdiccional ha permitido que hoy en día una simple encuesta este por encima de la voluntad ciudadana y de la misma Democracia, a partir de serios planteamientos relacionados con la idea fundamental de cómo y conque estrategias se pueden resolver los grandes problemas de un país, una entidad federativa o un municipio. La idea mercadológica resulta que ahora tiene un papel de privilegios sobre la Democracia en este país. Es inaceptable que una sencilla encuesta nos indique quién ganará una elección constitucional a partir de una simple simpatía y no así de la voluntad ciudadana a través del voto soportado democráticamente por la capacidad política y de gobierno de los distintos candidatos a cargos de elección popular; este es el fondo del problema y del tema que se plantea.

 

Un ejemplo académico y de investigación de estos tiempos es el relativo a los partidos políticos y las encuestadoras afines a ellos, nos quieren hacer pensar que alguien ya ganó con un porcentaje alto. La ventaja de más de 20 puntos de diferencia es la “gran estrategia” de algunos partidos para ganar las próximas elecciones, aun cuando no sepamos cual es el proyecto de gobierno que pretende resolver los grandes problemas nacionales, ni las estrategias y acciones que son necesarias para ello. En este sentido, los ciudadanos mexicanos nos convertimos en víctimas todos los días al recibir mensajes de texto en celulares, spots de televisión y resultados en medios escritos de supuestas encuestas, en donde el objetivo es desanimar la voluntad ciudadana y hacernos creer que alguien ya gano.

 

No obstante, la gran cantidad de errores que han tenido las encuestadoras durante los últimos 5 años, en relación con su proyección y los resultados finales electorales constitucionales, algunos partidos políticos siguen utilizando a esas encuestadoras para influir cognitivamente en la mente de los ciudadanos y aceptar a priori una derrota anticipada.

En el arte de la guerra cuando el enemigo pierde confianza, se desanima y hace a un lado la táctica y la estrategia, por lo tanto, esta vencido o derrotado.

 

Para comprender la profundidad y magnitud del problema, se requiere experiencia, conocimientos e investigación seria sobre el comportamiento del ser humano mediante la neurociencia, la ciencia política, el derecho, el estado, la democracia, la psicología, la sociología, entre otras disciplinas afines.

 

Al respecto vale la pena también revisar la propuesta de investigación de mercado electoral de Gabriel González Molina en su obra Switchers S1 y S2, en la que técnicamente analiza el mercado electoral, mostrando su punto de vista y señalando que:

A.     Actualmente existe un voto duro que son leales a Morena, el cual representa el 21%.

B.     Debe aceptarse la existencia de votos anti-Amlo, el cual representa el 23%.

C.     En el mercado electoral hay un oficialismo institucional y que, por razones laborales o programas sociales, representan el 21%.

D.    Un cuarto segmento de este mercado electoral se refiere a los indecisos que están alejados del presidente o se encuentran en la orfandad política y sin representación, mismo que representan el 35%.

 

De la lectura anterior, se pueden desprender algunas consideraciones:

1. Es claro que la mercadotecnia, en este caso, las encuestas le han ganado terreno a la Democracia.

2. La autoridad electoral jurisdiccional y administrativa no tiene manera de controlar las encuestas, obligándolas a diseñar preguntas con soporte democrático y no solo de simpatía personal.

3. Este fenómeno que resulta determinante en cada elección en los últimos años debe sujetarse a la ley electoral, supervisado por las instituciones electorales, pero, sobre todo comprendido por los ciudadanos y como parte de su cultura política para alejarse del mercado electoral y acercarse mas al respeto y garantía de su derecho constitucional a tener Buenos Gobiernos como un Derecho Humano.