Petate del muerto
Vaya
chamuscada la que solito se está dando el ex presidente municipal de Apizaco,
Julio César Hernández Mejía, quien en su afán de jalar reflectores y justificar
su velada traición al partido que le dio todo lo que ha sido, tira pus, veneno
y mucha hiel.
El
fin de semana dio a conocer en sus redes sociales algo que era un secreto a
voces: Su salida del Partido Acción Nacional (PAN) para afiliarse en los
próximos días a Movimiento Ciudadano. Y en su estrategia, reparte culpas y
justifica su decisión, pero no asume sus responsabilidades.
Hábil
y lenguaraz, desde la pasada elección local, ya sabía su destino, por eso pactó
con Morena entregar ese bastión panista, como era Apizaco y así asegurar el
triunfo de Javier Rivera. Como pago a su servilismo logró diversas posiciones
en esa administración para los suyos. Regidurías, direcciones y una mesada por
haber traicionado al PAN.
Esa
formula la replicó en diversos municipios como Tlaxco, Tetla, Huamantla,
Cuaxomulco, entre otros, en donde ahora sus operadores ya cobran en la nómina
de Morena. Sin embargo, él se dice todo un santo, pero de esos que tragan
lumbre, porque ha trazado su ruta basada en desprestigiar al PAN y a los
panistas, esos que le dieron la diputación federal para su esposa Noemí, pero
que, con sus cálculos políticos, prefirió cederla a su amiga, Mariana
Jiménez.
Por
cierto, a la diputada suplente Noemí, esposa de Julio, le crearon una pista de
aterrizaje, porque cobra en la nómina del Congreso de la Unión sin hacer nada,
es decir, como aviadora.
Julio,
en su ruta, también ya decidió que su cónyuge, en los próximos meses, asuma el
cargo de diputada federal, solo que ahora como parte de la bancada de
Movimiento Ciudadano, partido al que llegarán con la promesa de hacer a Noemí
alcaldesa de Apizaco y a Mariana Jiménez, diputada local, solo que en su nuevo
partido deberían de preguntarle al PAN sus antecedentes, ya que no fue capaz de
presentar ni una sola propuesta de representante de casilla en su distrito
federal.
Pero
regresando al ex regidor y ex diputado local del PAN, en su aventura, está
generando más enconos que sumas, porque sus determinaciones las justifica con
mentiras
Asegura
que llevaba 18 años como panista, cuando no tiene ni cinco años como militante.
Patea el plato donde comió, tal y como le ha hecho con ATAH, en donde ya no es
bien visto por la mayoría de los socios y todo lo que toca, lo deja más que
manchado.
Por
eso en el PAN dan gracias que se haya ido, y solo esperan que pronto, él y los
suyos, como las diputadas federales, propietarias y suplentes, confirmen su
adhesión a Movimiento Ciudadano, pues seguramente seguirán sus órdenes. Aunque
en los hechos, ninguna de las dos mujeres eran militantes panistas.
Julio
se chamusca solo, pero en Movimiento Ciudadano y a otros incautos, los seguirá
engañando con el petate del muerto, ese que en una de esas se le aparece para
cobrarle todas las traiciones.
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