Fermín es voluntario de la Central Mexicana de Servicios Generales de Alcohólicos Anónimos. Desde hace 20 años atiende a grupos de rehabilitación en los centros de reinserción social de Apizaco y Tlaxcala, además del Consejo Tutelar de Menores.

Él está seguro de que el consumo de bebidas embriagantes orilla a cometer delitos; “Cuando nosotros escuchamos a nuestros compañeros nos dicen que han delinquido, han matado, robado, extorsionado, incluso cometido abusos en contra de la sociedad estando alcoholizados”.

Por lo que asevera que dentro de los Ceresos, internos han manifestado que están presos físicamente pero son muy comprometidos. Asimismo señala que la emergencia sanitaria ocasionada por la COVID-19 obligó a la suspensión de las reuniones presenciales de apoyo, aunque continúa en contacto con las autoridades de esos centros de detención para que se mantengan las actividades, pues lo considera un asunto crucial para su rehabilitación.

Actualmente está en espera de tener autorización para continuar con esta labor, donde atiende a 80 reclusos; “Ahorita que ya empieza a cambiar el semáforo, quizá ya no nos permitan entrar porque las autoridades son muy directas, pues hasta que las condiciones no lo permitan, no nos darán acceso, pero se mantienen en vigencia los grupos, siguen trabajando”.

Fermín también auxilia a dos grupos en el Cereso de Tlaxcala, otros dos en el de Apizaco, incluyendo uno en el anexo femenil, y uno más en el Consejo Tutelar de Menores. Además, da seguimiento a los internos que recuperan su libertad para continuar con la rehabilitación.