La esperanza…
Estamos ante una grave crisis de valores éticos y morales. Parece que la violencia se normaliza en un país donde la extorsión, la tortura, las desapariciones, los hallazgos de fosas clandestinas, son parte de la cotidianidad, en una sociedad que voto por todo lo contrario.
Es más, el hartazgo y el repudio que existe contra la clase política de aquello que se denominó el viejo sistema simbolizado por el PAN, PRI o MC y el extinto PRD, que lo que sucede en la actualidad se justifica y se perdona.
Morena, fue creado como una alternativa de cambio real. Hoy todo indica que poco a poco se sumerge en aquello que trato de echar del poder. Lo más rancio y repudiable de los políticos tradicionales están enquistados en ese movimiento; los Bartlett, los Yunes, Manuel Espino, los Murat y casi la mitad de gobernadores y gobernadoras militaron en el PRI, sin embargo, ahora siguen ahí enquistados en el poder haciendo lo mismo que saben hacer; tranzas y fechorías con la complacencia del poder en turno.
Políticos y políticas de extirpe y de sangre fifí tradicional, cuyo único mérito es el arribismo y arrastrarse sin ningún pudor ocupan posiciones relevantes en el poder público y político. Ante la marginalidad de los lideres de la autentica izquierda mexicana, que se tienen que conformar con puestos sin relevancia o de consuelo, y en el peor de casos seguir lamentándose de que la revolución aun no les ha hecho justicia.
Por eso casos como el de Teuchitlán, más allá si era un campo de exterminio, de adiestramiento o de reclutamiento forzado; lo que debe preocupar es el acto mismo. Donde miles de jóvenes ante la perdida de esperanza, van en busca de un empleo o en el peor de los casos deciden por voluntad propia formar parte de la delincuencia organizada.
Esto ante la falta de oportunidades y por que queda claro, que no es a través de becas o el dispendio de recursos públicos como vamos a parar este fenómeno. No es con programas para los ninis que en si mismo el término es discriminatorio, eso ha quedado claro está fallando. Es momento de diseñar políticas públicas que generen espacios de esparcimiento, educativos y de empleo para este sector.
Tampoco es solapando actos repudiables, donde se protege desde el poder a quien violenta los derechos de una mujer, y que por consecuencia es un mal mensaje. En estos tiempos donde la paridad constitucional es una realidad, da pena ver como son las mismas mujeres en algunos casos quienes con su acción u omisión encubren a quien es señalado de violar los derechos de una persona que pertenece a su género, echando al sesto de la basura la sororidad.
De pena ajena escuchar a diputados y diputadas, decir que el expediente contra el exfutbolista Cuauhtémoc Blanco, no estaba bien integrado y carecía de pruebas. Eso no lo determinan ellos. En todo caso era solo otorgar el permiso para que la justicia penal decidiera la legalidad o no de los señalamientos que obran en contra de quien en su momento fue un ídolo, eran o no válidos. Vaya un ídolo popular que fue tocado por el poder político y como todo echado a perder y condenado como símbolo de vergüenza e impunidad.
Donde quedaron los 251 votos de las mujeres que hoy representan al pueblo y a su género en la cámara de diputados, y que son producto de la democracia genérica. Algunas hicieron lo propio, la mayoría seguirá usando el discurso de género y poniendo su moñito naranja cada veinticinco de mes, pues saben que este discurso es rentable políticamente.
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