¿Para que se voto en línea?

¿Para que se voto en línea?

Esta expresión la escuchamos durante toda la campaña política que concluyó el 2 de junio de 2024, de parte de una candidata, quien, de conformidad con el análisis de sus discursos, propuso un Proyecto de Nación basado en la Construcción de un supuesto “Segundo Piso”. Técnicamente es incomprensible la propuesta, políticamente es correcta su postura, cuando habla de continuar con lo mismo que el gobierno en funciones ha realizado.

 

Votar en línea, para esta candidata significó contar con el apoyo mayoritario, a ciegas de diputados y senadores. El propósito es claro, se trata de establecer una forma de estado y una forma de gobierno, que, para estas alturas, cualquier aprendiz de ciencia política comprende que la propuesta no es democrática, sino autoritaria y tendiente al socialismo como Sistema de Gobierno.

 

Al respecto Montesquieu clasifica perfectamente bien entre las características de estados con divisa democrática y estados despóticos. En el primero, el estado privilegia la democracia. Al respecto habría que rescatar el punto de vista y la aportación científico social que realiza Pablo González Casanova, en su obra “La Democracia en México” en el capítulo IX cuando se refiere a las posibilidades de la democracia, el autor establece: “En el diseño de una política a seguir se mezclan el sentido utópico y las ideas morales con el realismo técnico o vulgar. Estas mezclas no son siempre fáciles. No dan ideas de que la política sea la consecuencia lógica y científica del análisis de la estructura social, de la tendencia histórica, de los recursos humanos. La interpretación distinta y de buena fe, la seguridad intima de que un camino es correcto mientras otros creen exactamente lo contrario complica el problema, la retórica y la demagogia, el oportunismo y el sectarismo, los perjuicios, y la decisión final de tomar partido y no caer en la neurosis de los contemplativos, de someterse a una línea, a una táctica, todos estos hechos parecen conducir inevitablemente a la idea de que la política no es la conclusión lógica de un análisis científico, si no una forma de acción que surge de las circunstancias de cada individuo, de cada clase.”

 

Esta explicación de la sociología política nos muestra con claridad el sentido de la política, la verdadera intención del gobernante y la actuación sin razón de los contemplativos que solo votan sin comprender la profundidad del proyecto, estado despótico o estado democrático. Votar en línea significó entonces, votar a ciegas, no distinguir el camino, es como transitar en la obscuridad sin una luz de la democracia que guie a los auténticos ciudadanos.

 

Votar en línea es, desde luego una postura intolerante antidemocrática y desconociendo a las distintas clases sociales que cohabitan en este país. Dejar que los ciudadanos voten en ejercicio de su libre albedrio, es una postura tolerante, ideal y democrática.

 

En el esquema de un estado despótico no importan las virtudes ni el honor de los servidores públicos, importa “la lealtad”, la concentración del poder y del dinero público en una sola persona, porque así lo dispone el diseño político del modelo que se pretende establecer. Un modelo despótico, necesariamente es por su naturaleza, antidemocrático, intolerante y desconoce las distintas clases sociales, busca y tiende a desparecerlas, para luego entonces mostrar su verdadero rostro, el socialismo.

 

A los anteriores argumentos, habría que agregar lo que se propone en el denominado “Proyecto de Nación de la presidenta electa de México”. En un documento denominado “Cien Pasos para la Transformación”, concretamente en la línea de acción Innovación Publica, se establecen dos estrategias: una Política Nacional de Conectividad y una Política Nacional de Simplificación y Digitalización. Como se puede observar absolutamente nada de innovación publica, porque la conectividad, la simplificación y digitalización son recomendaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de hace más de treinta años cuando menos. Así mismo, en la última línea de acción denominada Fortalecimiento de la Democracia y Gobierno Honesto, se insiste en tres estrategias: Erradicar la Corrupción, Democracia Participativita e Instituciones Electorales. En el primer caso, se propone un Sistema Nacional de Fiscalización, así mismo, una Política de Investigación y Persecución Penal, estas y otras propuestas serian inútiles si se diera cumplimiento a lo que establece el artículo 134 de la Constitución Política. En la segunda estrategia, no se plantea ningún método de enseñanza que permita a los ciudadanos, en efecto, saber cómo participar en los distintos programas, procesos y procedimientos con instituciones públicas y finalmente en la Estrategia Instituciones Electorales, la eliminación de diputados plurinominales, la no reelección, reducir el costo de la democracia, transformar el INE y la elección de los consejeros electorales, son temas planteados por otros gobiernos en su momento y que precisamente los partidos autodenominados de izquierda no quisieron apoyar dichas reformas. En cuanto a la elección de consejeros, se trata de una elección a modo por contar con una mayoría de contemplativos, que no deliberan, costumbristas y totalmente ajenos al conocimiento profundo del auténtico interés de algunos lideres del actual gobierno presente y futuro de este país.