687 109 12... el número del terror
Uno escucha cada vez más historias sobre personas que, de pronto, reciben en sus celulares o casas llamadas telefónicas de números desconocidos, para extorsionarles con la amenaza de sufrir un daño o el relato de que “le tenemos secuestrado” a un determinado familiar.
Pero uno piensa que no le va a ocurrir…hasta que le pasa. Fue el pasado miércoles 7 de marzo, cerca de las 5 de la tarde, cuando sonó el teléfono de la oficina:
--Hola, ¿Roberto Desachy?-, saludó un hombre con acento norteño
-¿Quién le habla?-
-Soy Pedro Torres y trabajo en…---mencionó una empresa con la que http://desdepuebla.com/ mantiene una relación editorial desde hace tiempo.
-Soy yo, dígame-, respondí.
-Hola Roberto, soy el comandante Potro, del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), pero no te asustes, al contrario, te estuvimos esperando el lunes por la tarde en tu casa en---y me dio la dirección de las oficinas del portal.
-Quiero comentarte que mis compañeros y yo detuvimos un secuestro del que tu o tus familiares iban a ser víctimas. Los que te iban a dañar tenían 27 días siguiéndote y son del cártel de los huachicoleros, del triángulo rojo, pero nosotros estamos encargados por el procurador (sic) Carrancá de impedir que esos desgraciados lastimen a gente inocente y trabajadora, como tú.
EL SHOCK
Obviamente, a estas alturas el cerebro funciona a mil por hora y las preguntas vienen a mi mente: ¿cómo consiguió el número de la oficina?, ¿qué demonios tendrían los huachicoleros en mi contra?, ¿alguien me estuvo siguiendo durante un mes sin que me diera cuenta?.
El comandante Potro interpretó mi silencio y lo interrumpió:
-No te preocupes, Roberto, estás a salvo, ya no te van a hacer nada. Mi gente y yo detuvimos a los que iban a hacer daño y los tenemos en una casa de seguridad en Acajete, queremos que nos digas qué hacemos con ellos y con las fotografías y el vídeo que te tomaron, queremos entregártelos.
-Dime dónde estás y yo mando unas camionetas con mis muchachos, para que te lleven a ver a esos desgraciados y decidas lo que vamos a hacer con hechos y te demos el material que tenían sobre ti, lanzó el “comandante Potro”.
¿Habrá alguien que quiera que estos sujetos pasen por él?, ¿qué demonios tengo que hacer yo con los huachicoleros; puedo pedirles que los entreguen a la fiscalía para que con el Nuevo Sistema de Justicia Penal (NSJP) el juez los libere en 2 días y me pesquen a mí?, fueron algunas de las preguntas que me hice ante su “generosa oferta”.
-Mira, no te preocupes, ya todo el peligro fue conjurado por mi gente y yo, insistió.
-Ahhh, muchas gracias, oiga comandante, ¿Y cuánto me va a costar el apoyo que me dieron?, le pregunté.
NEGOCIANDO EL “APOYO”
-Lo único que yo te pido es una comida, que le des para el “chesco” a mi gente. Somos 22 los que participamos en el operativo.
-Comandante, como usted sabe, después de ver toda la información recabada por los huachicoleros, soy solamente un hombre que trabaja y que vive al día.
-Es una comida. Nada más, nosotros somos del CJNG y no nos dedicamos a aprovecharnos de la gente honrada, como usted, Roberto Desachy, ni de su familia.
A estas alturas ya me había quedado claro que se trataba de una extorsión y varias dudas asaltaron mi mente: ¿realmente me habrán vigilado durante 27 días y tendrán la información que dicen?, ¿a quién recurrir en este caso?, ¿por qué a mí?.
Comenzó una negociación sobre el “apoyo” que, según el comandante Bronco, me habían dado al “salvarme” de los huachicoleros. Duró cerca de 25 minutos, primero pidió 10 mil pesos, luego 5 mil y, al final, se “conformó” con 3 mil, pero insistió una y otra vez que debía entregársele el mismo día.
-¿Y cada cuánto habría que estarle pagando comidas a sus compañeros?-, cuestioné.
-Es una sola vez. En 5 años no vas a saber nada de nosotros y te voy a dar un número de teléfono para que nos busques si tienes problemas otra vez, contestó el “Bronco”, quien –incluso- me comunicó con uno de sus supuestos compañeros, para que me relatara el presunto “operativo” con que habrían atrapado a quienes supuestamente querían secuestrarme por “envidias”.
LA FACILIDAD CON QUE LOS EXTORSIONADORES ABREN CUENTAS BANCARIAS Y CONSIGUEN CELULARES
Una vez de “acuerdo” con la cantidad que debía pagar por el “favor recibido”, moderó el tono:
-Mira Roberto Desachy, yo le sigo hablando como amigo. Anote usted el número de cuenta Banamex que le voy a dar, para que haga el depósito en el Oxxo: 4766 8408 0362 90..
De pronto, pareció que alguien le dijo algo al oído y rectificó, nuevamente con voz imperiosa y casi a gritos:
-¿Tienes ya la pluma y el papel en la mano?, entonces anota este otro número de cuenta Banamex que te voy a dar…
-A ver, a ver, entonces el depósito no se hará al número que me había dado, sino a este otro?, le cuestioné.
-Sí, apunta, gritó y dio la nueva cuenta 4766 8408 9203 97..
-Ya está apuntado, voy al Oxxo y les deposito comandante.
-¿En cuánto tiempo?-, insistió
-En menos de media hora, respondí.
-Roberto Desachy: después de que hayas hecho el depósito me marcas al número que aparece en tu teléfono para avisarme y te voy a dar un salvoconducto y mi celular privado, para que en 5 años nadie se meta contigo ni tu familia, concluyó el comandante Potro.
¿MI VIDA POR 3 MIL PESOS?
¿Vale la pena arriesgar la vida o la libertad por 3 mil pesos?, ¿por qué tengo que regalarles 3 mil pesos a estos infelices?, fueron algunas de las dudas que permanecían en mi mente después de terminar la “plática”:http://desdepuebla.
Luego de unos minutos, ya más o menos tranquilo, seguí la lógica y hablé con personal de la Fiscalía de Puebla, que me explicó que este tipo de intento de extorsión es frecuente, generalmente cometido por gente que está en las cárceles del país y que se aprovecha de la facilidad existente para obtener celulares y abrir una cuenta bancaria con apenas 50 pesos y cerrarla al día siguiente.
Y, efectivamente, datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) precisan que en el 2017 se denunciaron 5643 intentos de extorsión en todo el país; es decir que se interpusieron más de 15 querellas diarias por este delito. La misma instancia ya registró que en el 2018 van 410 conatos de chantaje, un promedio de casi 6 diarios.
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