El Rey del Acarreo

El Rey del Acarreo
Durante la movilización de la 4T en la Ciudad de México, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, lució ayer moralmente derrotado.

Ni con el brutal acarreó de beneficiarios de programas sociales, trasladados de varias entidades federativas, pudo llenar la plancha del zócalo.

Nada que ver con las movilizaciones de AMLO como líder opositor, cuando la gente se volcaba a su alrededor por cuenta propia.

Aún cuando los propagandistas de la 4T se esforzaban por ensalzar la marcha de ayer, como la más grande la historia, la realidad fue otra.

Fue evidente que López Obrador ya perdió su principal bastión electoral, el de la zona metropolitana del centro del país.

Si el presidente todavía tuviera el respaldo de la Ciudad de México, no habría razón para acarrear beneficiarios de todo el país.

López Obrador recurrió a la misma estrategia de darse baños de pueblo, con el acarreo de por medio, como en la era dorada del priísmo.

Sin percatarse que esa práctica ha venido siendo reprobada por los mexicanos, de ahí los votos de castigo en procesos electorales.

Más aún si se toma en cuenta que los beneficiarios de los programas sociales son adultos mayores y personas pobres, para quienes el domingo es su único día de descanso.

A eso de debe que la mayoría de los asistentes estuviera apática, durante el mensaje del presidente, de casi dos horas, por sus 4 años de Gobierno.

Con justa razón, los acarreados fueron citados de madrugada para concentrarse en El Ángel de la Independencia, antes de las nueve, para de ahí marchar al zócalo.

Después, bajo los rayos del sol, tuvieron que chutarse un largo mensaje con datos comunes que se dicen todos los días en las mañaneras.

El evento de la 4T terminó pasadas las 15:30 horas, pero para los acarreados todavía les quedó un largo trecho para llegar a sus comunidades.

Si Morena cree que esas personas están contentas por asistir, obligadas con la amenaza de retirarles los programas sociales, está en un total error.

La otra nota la dieron las filas de camiones aparcados en avenidas de la Ciudad de México, así como el reparto con listas en mano de tortas, tamales y dinero.

Con toda razón, los opositores políticos declararon el 27 de noviembre como el Día de los Acarreados, para pena ajena.

victortamayo5@hotmail.com