Tienes un e-mail
Por Alba Tzuyuki Flores Romero
Algo que nos quitó en WhatsApp fueron los largos correos electrónicos. Corrijo. Más bien, me quitó, porque quizá ustedes siguen escribiéndose largo y tendido con sus amigos asiduos al mail.
Reviso mi bandeja de entrada y antes compartíamos de todo por correo: fotos, opiniones sobre libros, invitaciones a eventos, la anécdota amorosa, alguna ruptura, convocatorias de empleo y literarias, sentipensares respecto a temas de interés, nuestras tristezas, alegrías, planes, futuros encuentros, hacíamos citas, enviábamos cartitas amorosas.
El WhatsApp ha venido a hacer todo más veloz. Recuerdo cuando ni siquiera lo usaba para compartir documentos porque me parecía poco formal y argumentaba que no me agradaba leer en mi teléfono. En la actualidad, las redes sociales han venido a hacer todo más rápido, instantáneo, volátil. Ya no tengo esos correos hermosos donde alguien me compartía sobre sus recientes vacaciones o dónde yo le contaba mi última desilusión. Ya no me escriben amigas, el novio, ni mis maestros para iluminar mis ojos, el corazón y la mente. Ahora los mensajes son cortos. Hay monosílabos. Varios emojis pero ya no correos. Hasta recordé a una amiga que esperaba ansiosa para abrir el mail porque era una novedad emocionante abrir tu bandeja y descubrir: “Tienes un correo nuevo” y saber que alguien te escribía en un momento que empleaba expresamente para ello y que tú abrías cuando disponías del tiempo porque había que contesta sobretodo si te estaban contando algo o pedían tu opinión.. Ahora hay palomitas azules y grises. Los mensajes son tan fríos e instantáneos que si no recibes respuesta al momento sientes que te están dejando en visto o si te comentan sólo alguna frase corta te da la impresión de que quizá están molestos contigo.
Quizá algunos sigan escribiéndose. Compartiendo esas anécdotas por mail o probablemente hasta enviando largas misivas.
Hoy, revisando mi correo electrónico, he visto bellas conversaciones que se han perdido. Me he topado con amistades que se han borrado y con charlas que extraño con algunas amigas o con mi maestro Orlando. Incluso observé que hubo un tiempo en que alguna instancia cultural y literaria del gobierno del estado enviaba todas las invitaciones a los eventos que organizaba vía correo electrónico.
La mensajería de ahora es tan fugaz, veloz, informal. Ya no quedan evidencias de invitaciones a encuentros, lecturas, antologías. Ya no hay largas cartas electrónicas contándonos las últimas nuevas.
Quizá como decía para sí el maestro Orlando, soy un poco anticuada. Quizá no falta el mail sino el maestro y algunas amistades que te escriban y a quienes escribir.
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