Universos paralelos y el retorno de Mazinger Z
¿Ustedes que andan en los treinta… y tantos, ya se regalaron ver Mazinger Z? Yo la vi y quizá sea por la nostalgia, o el uso de la animación tradicional, pero me gustó.
Recordemos que Mazinger Z es una ánime japonés, del género “mecha” derivado de la palabra “mechanic”, un robot pilotado por un ser humano.
Con el característico humor japonés, la película se centra en la historia de Koyi Kabuto y Sayaka diez años después de terminada la serie original. Por supuesto, están acompañados de sus amigos Boss, Tetsuya y su ahora esposa June.
La tierra sufrió una gran guerra y está en un periodo de paz gracias a nuestro héroe, sin embargo, los malos de la serie, el Barón Ashura y el conde Decapitado comandados por el doctor Hell, preparan un nuevo ataque.
Mazinger Z nos deja un par de lecciones: que los seres humanos de vez en cuando deberían unirse para alcanzar mejores resultados como en este caso, salvar al mundo y, por otro lado, nos hace reflexionar respecto al cuidado que debemos de dar a la energía.
Sorprende que en esta época donde abunda la mentalidad de abstenerse no casarse, formar familia y tener hijos, en la película Koji debe tomar decisiones, madurar y emprender una nueva etapa en su vida. Lo instan a vivir el presente pues aún si el mundo se fuera a acabar mañana, el vivir y disfrutar el ahora vale la pena por el amor, las relaciones de amistad y la familia.
La película tiene también como parte de su argumento la posibilidad de los universos paralelos y de elegir la realidad que nosotros queramos, así como también nos recuerda que el ser humano puede ser un dios o un demonio, con su capacidad innata de crear o de destruir.
Precisamente, en alguna entrevista que le realizaran a Go Nagai, creador de Mazinger Z, declaró que su intención al crear este personaje fue infundir valores a las jóvenenes generaciones que crecieron con él en los años setentas y ochentas. "Creo que la forma en la que Mazinger Z combate y vence a sus enemigos da ganas de vivir a los niños". Y sí, pregúntennos a los mayorcitos asistentes a la sala, no respirábamos esperando la aparición, como hace años, de nuestro “mecha” favorito y las palabras de su piloto: “Mazinger, listo”.
Una película esperada por los mayores de 30, pero con grandes lecciones para los más jóvenes en una época en donde hace falta empatía y revisar nuestra escala de valores.
Sin duda, para los amantes de la nostalgia y a los que todavía creemos en una realidad paralela, la película deja un buen sabor de boca.
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