Consummatum est
Una vez consumada la reforma al Poder Judicial de la Federación, lo que sigue es adaptarse a las nuevas circunstancias. En este México surrealista donde la justicia será politizada. Si de por sí, la discusión teórica en las aulas era si el derecho estaba supeditado al poder económico o al poder político. Hoy no cabe duda, estará supeditado a quien en su momento tenga el poder político.
Más allá de los filtros para tratar de buscar los mejores perfiles que se postulen. A final esto no le auguro nada bueno. En fin, los dados están echados y parece que no habrá poder que lo revierta. Donde incluso los aspirantes, tendrán que poner su “Santito de cabeza”, para que en la insaculación la suerte les sonría. Vaya ironía.
Los planes y programas de estudio universitarios donde se imparte la licenciatura en derecho, urgen de adecuaciones. No me imagino, al dar una clase de derecho constitucional, y hablar de la división de poderes desde la perspectiva teórica, decirles a los alumnos que ese modelo fue superado por el constitucionalismo mexicano; para mal, pero ha sido superado.
Y no quiero decir que toda la reforma este mal. Lo que sí, es la vía de la elección para decidir quienes serán los impartidores de justicia en este país. Sabíamos que urgía una reforma, que sacara de su zona de confort a los togados, quienes, a fin de garantizar su imparcialidad, se les consintió con jugosos salarios y prestaciones; a final muchos de ellos se marearon y sirvieron a los grandes corporativos empresariales y a la elite política en turno.
Confundieron el principio de inamovilidad por el de intocabilidad, nunca pensaron que los cambios políticos como el de 2018, los alcanzaría. Así vivieron profesionalmente entre el nepotismo, amiguismo y componenda varios de ellos, -los de arriba-, precisamente los que ocasionaron este dilema. Otros los de la cultura del esfuerzo se la tenían que rifar con los méritos y la carrera judicial. Ahora, la suerte está echada.
La ciudadanía no sabe cómo está conformado su distrito electoral, ahora tendrán que adaptarse en ipso facto para saber que es un distrito judicial, donde tendrá que votar por su impartidor de justicia. Así este 01 de junio de 2025, todos saldremos a votar por nuestras autoridades judiciales, en un primer bloque para que, en la elección ordinaria de 2027, se haya cumplido con esta proeza o bodrio legislativo, como usted lo quiera calificar. El abstencionismo será el panorama desolador con este tema, sin ser gurú y ave de mal agüero. Y quizá después estemos pensando en una contrarreforma, ya con los ánimos más calmados y con la experiencia de que esto simplemente no funciono. Al tiempo.
Comentarios