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La presidenta Sheinbaum, llega con un bono de popularidad no similar al de su antecesor, pero si con una gama de expectativas favorables entre la población. Sin embargo, periodistas y opositores no afines a su proyecto de gobierno, pareciera que en una semana quieren ver una solución concreta a los problemas que arrastra el país.
Y tratan por todos los medios, buscar similitudes y que cometa los mismos hierros que su mentor. De eso no se trata. El país no esta para abonarle más al caos y a la polarización, es tiempo de sumar y esperar resultados a mediano y largo plazo, en materia de seguridad pública, combate a la corrupción y el fin a seguir lucrando con la reelección en los puestos de elección popular.
Sin duda, la herencia maldita, será poner orden en materia de seguridad pública, para ello abra de diseñar una estrategia donde focalice los puntos rojos de delitos de alto impacto. Por otro lado, deberá combatir el lavado de dinero que realizan las organizaciones criminales. Para ello deberá pegarles en su sistema financiero y modus operandi en que el dinero habido en el mercado negro lo ingresan al negocio licito, para que no pase nada a la vista de todos.
Así mismo, deberá fortalecer las instituciones. Con cuerpos policiacos como la hoy denominada Guardia Nacional, con mecanismos que le apuesten a la inteligencia y contrainteligencia para contrarrestar las estrategias y operaciones que realizan las bandas delictivas. Con un Ministerio Público profesional en el desarrollo e integración de sus carpetas de investigación, a efecto de que quienes delinquen no queden en libertad por un mal trabajo en este ámbito.
Y esperar en que termina este entuerto, que tiene enfrentado a los poderes legislativo y ejecutivo con el judicial, por la reforma. Y que de no operar con prudencia la implementación de la misma, se puede caer en una crisis constitucional, que no sería benéfica para el país, pero si para la delincuencia. Y ahí el judicial, debe cuidar su talante ya no jurídico, sino ético y profesional. Pues sabe que no tiene facultades para revisar una reforma judicial, porque así esta prescrito, ahora más bien suena a patadas de ahogado.
Otro tema crucial, será dar un fuerte timón con el combate a la corrupción en la administración pública y en todo el sector público, ya que al parecer no se barrieron las escaleras de arriba hacia abajo como se prometió, en muchos casos se consintió y se familiarizo, lo cual no puede seguir así.
Acabar con el tema de la reelección, resulta crucial, ante una clase política que no entiende el hartazgo de la sociedad de ver a las mismas caras, mañas y desfachatez para ejercer el poder. Muchos politiquillos o politiquillas están ahí no por sus dotes democráticos o talante para el ejercicio político, la mayoría llego por las circunstancias y por estar en el momento y lado oportuno, pero nada más.
La relección en su sentido ético, su finalidad es buscar la profesionalización política. Pero vemos que para eso aun nuestra clase política no esta preparada, más bien ve la oportunidad para hacerse de un espacio y vivir del presupuesto holgadamente. La relección dice los teóricos a corto plazo puede producir gobernabilidad; a contrario sensu a largo plazo corrupción y autoritarismo, por que aun no estamos preparados para ese juego democrático en su sentido ético.
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