De Luisa a Lorena: mujeres que saben mover las piezas
Piénsalo bien: hace casi 500 años, una princesa tlaxcalteca llamada María Luisa Xicoténcatl (Tecuelhuetzin), hija de Xicoténcatl el Viejo, no sólo se casó con Pedro de Alvarado por amor, sino para hacerle el favor político del siglo a Tlaxcala. Sí, así de directa: ese matrimonio fue más estrategia que romance, porque Tlaxcala necesitaba asegurarse que uno de los capitanes más importantes de Hernán Cortés estuviera de su lado. Y no hablamos de un detalle menor: gracias a ese movimiento, Tlaxcala evitó el desastre que sí sufrieron otros pueblos aliados de los mexicas.
En 1524, Luisa no viajó por voluntad propia: su presencia fue un movimiento maestro en el ajedrez político de la Conquista. Su matrimonio con Alvarado, su papel de intérprete y su capacidad para ser puente entre pueblos dejaron huella en lo que hoy es Guatemala. Tanto, que allá todavía hay rincones que guardan su nombre y su historia.
Pero la cosa no quedó ahí. María Luisa mantuvo su nobleza tlaxcalteca a pesar de que la bautizaron con nombre español, y logró moverse con autoridad entre indígenas y españoles, una rareza para una mujer indígena en esos tiempos. Sus hijos, mestizos, fueron la mezcla que abría puertas y extendía poder político en tierras guatemaltecas, donde dejaron huella en la sociedad colonial.
Ahora, 500 años después, la gobernadora Lorena Cuéllar llega a Antigua Guatemala para recordarnos que esas alianzas no se olvidan, sino que se renuevan. Recibida como Huésped Distinguida, Cuéllar no vino de turista: su gira fue un puente cultural, un mensaje claro de que Tlaxcala y Guatemala siguen hermanados por historia y sangre.
Y aquí entra otro detalle que dice mucho: en una foto de esta visita, junto a Lorena aparece la exgobernadora Beatriz Paredes, otra mujer que ha sabido moverse con maestría en el tablero político nacional e internacional. Esa imagen no sólo reunió a dos figuras clave de la política tlaxcalteca, sino que también nos recordó que las mujeres de esta tierra tienen tradición de liderazgo que viene de siglos atrás.
Así, Luisa, Beatriz y Lorena muestran que las mujeres tlaxcaltecas siempre han sabido mover las piezas, sea con matrimonios estratégicos, con diplomacia de alto nivel o con carrera política forjada a pulso. Y nos queda claro que, aunque pasen siglos, el poder bien usado sigue teniendo rostro femenino.
¿Será que 2027 se pinta de femenino otra vez?
Aquí todo mundo le halla, pero la última palabra… la tiene usted.
Nancy Blancas
Punto y Aparte
imperio893@gmail.com
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